Ramón Cela recupera al leonés que sufrió doce años de Gulag

«Tenemos en la provincia de León a un héroe de guerra, a uno de los mejores tiradores de mortero de la División Azul, y hasta ahora no lo sabíamos». Quien así habla es el fotógrafo villafranquino Ramón Cela, hombre polifacético donde los haya, quien esta tarde, en El Corte Inglés de la capital leonesa, presenta su libro En Rusia con la División Azul , donde rescata la terrible experiencia de un paisano suyo que estuvo preso durante 12 años en los campos de contentración soviéticos.

Joaquín Montaña González es un villafranquino que hoy cuenta con 87 años y cuya familia, tras la expedición de la División Azul contra la URSS en plena Guerra Mundial, no supo nada de él hasta que no pasaron doce largos años. En medio, un cautiverio «terrible en compañía del capitán Palacios y otros compañeros», explica Cela.

«El pueblo conocía algo de lo que le había pasado y yo, aunque le solía preguntar, nunca me contaba nada, como tantos otros de los que vivieron aquella tortura -”comenta-”. Fue sólo hace tres años cuando decidió contarme lo que había pasado: el resultado es este libro que hoy presento junto a Alfonso García en la ciudad de León y que es, por ahora, el libro más vendido del año en el Bierzo».

Huelga de hambre en Siberia. «Les fueron moviendo por muchas cárceles y campos de concentración de toda Rusia, la experiencia debió de ser terrorífica -”continúa Cela-”, pero fíjate, para protestar por el hecho de que los rusos no cumplían la Convención de Ginebra en el trato con los prisioneros, él y el resto de españoles ¡se declararon en huelga de hambre! Los otros presos alucinaban».

«Perdió un ojo en plena línea del frente y siguió combatiendo. Su especialidad era el manejo del mortero, con el que barría los francotiradores apostados en lugares estratégicos. Sólo hay que fijarse en los datos de la batalla de Krasny Bor: 5.600 españoles se enfrentaron a 44.000 rusos. Éstos mataron a 1.900 españoles, y los españoles... ¡a 14.000 rusos! Nadie se lo explica», confiesa. «También vivió el cerco de Leningrado, que duró 990 días y en el cual la gente comió ratas, serrín... de todo (y donde una niña de 12 años escribió un diario, al estilo del de Anna Frank, donde contaba cómo iba muriendo su familia».

¿Qué pasó cuando regresó a España? «Pues que no hubo ni medallas, ni reconocimientos, ni nada, el Régimen lo olvidó por completo. Pero él tampoco quería esas medallas».