«La muerte es un evento que se oculta mucho»

«El mundo es una oruga. El que quiera mirar por dónde repta para entender de veras lo que hay que ver, sólo tiene que hacerse a la idea de los lepidópteros...». Así comienza Vidas de insecto, un texto inédito de Luis Mateo Díez incluido en la revista cultural «Turia», que dedica íntegramente su último número al autor de Celama. La revista se presenta hoy en la Obra Social de Caja España con asistencia del escritor y académico leonés.

-La revista «Turia» le dedica un monográfico que se presenta hoy en León, ¿cuál ha sido el resultado?

-De mucha calidad. Turia es la revista cultural española más importante, con una dedicación variada a todos los ámbitos del arte y con ese aliciente de ser muy internacional desde un sitio como Teruel. Es muy rigurosa. Para mí ha sido un halago el monográfico. Su planteamiento es muy serio y hay extraordinarios estudios. Además, hay colaboraciones que acompañan en la cercanía, como un estudio de Crémer, otro sobre Pereira y también sobre poetas de León que son buenísimos como Ana Isabel Conejo, Luis Artigue, Raquel Lanseros.. Y una entrevista con Merino.

-Usted en el colegio estudiaba a Baroja y los niños de ahora estudian a Luis Mateo...

-Me abruma. Soy hombre de una autoestima baja, pero tengo cierta capacidad para ver todo con naturalidad. Eso equilibra los excesos de responsabilidad, como verte traducido a varios idiomas o que haya tesis sobre tu obra en universidades de Europa y americanas. La naturalidad da cierta distancia, para no creerte las cosas más de lo debido.

-Si un niño tiene que leer un libro suyo por primera vez, ¿cuál le recomendaría?

-Con frecuencia veo que han leído Días del desván . Tiene sus dificultades, pero los niños han entrado bien. Es un buen arranque. Hay un librito en el que me he esforzado más, sin hacer literatura infantil, que es El sol de la nieve o el día que desaparecieron los niños de Celama . Para los adolescentes, quizá, La gloria de los niños. Reconozco que no soy un autor fácil.

-El PSOE presenta hoy una moción en la Diputación para que el PP cambie su voto en las Cortes y decida apoyar el filandón como BIC. ¿Qué le parece este veto al filandón, usted que lo ha recuperado con Merino y Aparicio?

-Absurdo. El filandón, dentro de nuestras tradiciones es un hecho cultural y antropológico que la civilización y la modernidad han marginado. Nosotros hemos hecho una lectura postmoderna, como homenaje a lo que pudo ser. León tiene un gran patrimonio oral y hay que velar por él. Es un bien que tenemos, hay que conservarlo y respetarlo.

-¿La novela histórica, tan de moda, no le seduce?

-Como tal género, no me seduce. Ha tomado un derrotero muy comercial y excesivamente fácil. Me gusta más el género de la divulgación que la novelización de la divulgación. Prefiero un buen libro de historia. Pero hay grandes novelas que están por encima del género, como Los idus de marzo, de Thornton Wilder, que es una de las grandes novelas del siglo XX.

-¿En qué está trabajando ahora?

-Aparecerá pronto un libro muy personal que rompe con lo que había hecho hasta ahora. Se titula Azul serenidad o la muerte de los seres queridos. Ha habido circunstancias muy duras en mi entorno familiar que me han llevado a este libro de consolación y reflexión, a ese débito con los seres queridos cuando desaparecen. Quería proponer esta reflexión en estas sociedades desarrolladas en las que la muerte es un evento que se oculta mucho. La muerte está en la vida y en la cercanía familiar de todos.

-En León en Semana Santa seguimos como en el antiguo régimen: sólo hay procesiones, nada de conciertos, teatro... Aconseje alguna lectura.

-Barriendo para casa, aconsejaría los Cuentos completos, de José María Merino, que es una edición maravillosa. Ver sus cuentos recopilados produce un efecto muy especial. También me ha gusto mucho, aunque está la película, El factor humano, de John Carlin, al que aprecio mucho. La historia de Mandela contiene una gran lección de cómo hay que dejar a veces los ideales para crear una democracia.

-¿No ha pensado en instalarse definitivamente en León?

-No. Soy un madrileño irremediable. Me siento a gusto en Madrid y la distancia con León se nos ha acortado... Además, voy mucho a León. Ahora estoy con mi nieta Mónica, que tiene 4 años... Y es que Madrid es ya la familia.

-¿Los leoneses son un clan en la RAE?

-La RAE se estratifica poco por clanes. Es un club muy inglés de trabajo. Aunque es cierto que es maravilloso encontrarse a tus paisanos. Aparte de los cuatro que somos leoneses, también están José Antonio Pascual y Paco Adrados, que son salmantinos o el arquitecto Antonio Fernández Alba... Hay buena representación de nuestra tierra.

-¿Le han fichado para algún acto del León Real 2010?

-Vamos a hacer filandones por algunas de las zonas donde no habíamos estado, como Zamora, Benavente y Salamanca.

-Acaban de publicar un audio-libro sobre su obra, ¿cómo fue grabar los textos?

-Como soy requerido con frecuencia para leer mis textos y tengo la aureola de leer bien, fue muy grato. Tengo mano para dar el tono a lo que escribo. Acostumbro a leerme a mí mismo en voz alta para comprobar el ritmo. Fue una experiencia agradable. Siempre he apreciado los libros con grabaciones, aunque la mayoría se hacían de poetas. Me gustan esos libros, yo tengo con grabaciones de Gamoneda, de Gil de Biedma, de Ángel González... Son muy interesantes.