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Caja España custodia el archivo de los Condes de Luna, nunca expuesto al público

Abarca desde el año 1198 hasta el siglo XIX, fue «rescatado» en 1975 por el catedrático César Álvarez en Francia, donde se había exiliado la familia, y hoy reposa en una cámara de seguridad de la entidad

Entre los muchos documentos guardados está la concesión a Diego Fernández Quiñones del título de Con

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e. gancedo | león
León

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La historia de una de las familias nobles más poderosas y representativas de León, la de los Condes de Luna, cuyas vicisitudes, empresas, relaciones con el poder, pleitos y enlaces con otras casas constituyen una parte muy significativa del devenir del país, descansa en una cámara acorazada de la entidad bancaria Caja España. Es el archivo de los Condes de Luna-Quiñones, que abarca desde el siglo XII al XIX, y que nunca ha sido mostrado al público en exposición.

El relato de su «rescate» es sin duda singular. Fue localizado en su día por César Álvarez, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de León, a quien la pista de este valioso legado documental condujo hasta la Condesa de San Carlos, descendiente de los Marqueses de Alcedo -”depositarios de los derechos de la casa de Luna-”, en su residencia de San Juan de Luz (País Vasco francés). Fue en esa localidad cercana a la frontera con España donde se había exiliado la familia, como muchos otros nobles, tras la revolución llamada La Gloriosa que en el año 1868 consiguió derrocar a la reina Isabel II y hacerla huir.

Tuvo que ponerse en marcha entonces la maquinaria diplomática para poder adquirir el material -”en teoría formaba ya parte del patrimonio nacional francés, a causa del tiempo transcurrido-” y, finalmente, el buen hacer del catedrático Álvarez, de los gobiernos de ambos países y sobre todo de Emilio Hurtado, quien fuera presidente de Caja León, logró traer el archivo de regreso a su tierra natal. Porque fue la entonces Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León la encargada de comprar este enorme volumen de documentación a un precio sensiblemente inferior al real gracias a las citadas labores diplomáticas.

Enorme riqueza. Pocos años después, en 1977, César Álvarez y José Antonio Martín Fuertes publicaban el catálogo del hallazgo: esta guía describe la existencia de 51 pergaminos, 931 documentos en papel, 30 libros de archivo, 8 libros manuscritos y 3 libros raros antiguos. En total, 1.052 piezas. Posteriormente, la misma entidad bancaria adquirió un pequeño lote de documentos que se habían desligado del núcleo central.

«Junto con los documentos venían varios libros -”expone Alejandro Valderas, archivero de la Universidad-”, de los que no parece haber más estudio que la catalogación de Álvarez y Martínez Fuertes. Entre ellos, un incunable de Juan de Torquemada impreso en Augsburgo en 1472 que consta en el registro internacional de incunables de la British Library». «Aquí está -”explica, a su vez, César Álvarez-” la historia política, económica, fiscal... no sólo del linaje Quiñones-Condes de Luna, sino también de los Duques de Benavente o los Pimentel, exponentes de la nobleza española». Papeles básicos ya que la familia tenía tierras «en medio León, desde Gordón a Laciana, el Órbigo, La Bañeza...» y en los que pueden seguirse asuntos de primera línea política: «Las cartas de Claudio Fernández de Quiñones, delegado del emperador Carlos V en el Concilio de Trento, están aquí recogidas», explica Álvarez para testimoniar la riqueza del conjunto.