Diario de León

«Cuarto milenio» graba en el valle de Luna y en el Diario de León

El popular programa conducido por Iker Jiménez persigue una historia de aparecidos o «huestes de ánimas» en el pueblo de Caldas durante la construcción del pantano

Emilio Gancedo, del Diario de León; con Iván Arruza, Ignacio Barreto y Luis Álvarez, de «Cuart

Emilio Gancedo, del Diario de León; con Iván Arruza, Ignacio Barreto y Luis Álvarez, de «Cuart

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cristina fanjul | león
León

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Cuarto milenio, el conocido programa de la cadena Cuatro conducido por Iker Jiménez, dedicará parte de uno de sus próximos capítulos a un suceso acaecido en un pueblo del valle de Luna hace medio siglo. Un equipo del espacio se trasladó ayer hasta León para comenzar una grabación que continuará durante todo el día de hoy.

El periodista Luis Álvarez y los técnicos Ignacio Barreto e Iván Arruza realizaron ayer varias tomas en el archivo histórico de Diario de León, donde también entrevistaron al redactor de la sección de Cultura Emilio Gancedo. La conversación giró en torno al equivalente leonés de la Santa Compaña gallega, la conocida como «huéspeda de ánimas», «hueste» o «güeste» de la que existen diversos testimonios como los recogidos en el famoso y ya clásico libro de Francisco Javier Rúa y Manuel E. Rubio La piedra celeste. Creencias populares leonesas ; abordando también el impacto de la construcción de grandes pantanos en la mentalidad de las gentes montañesas.

En concreto, la noticia que llamó la atención del equipo había aparecido en el mes de marzo de 1957, firmada por el escritor y erudito leonés Máximo Cayón Waldaliso en el periódico El Farol bajo el título «Fantasmas en el pantano de Luna». Y continuaba: «Las gentes sencillas de aquellos lugares llegaron a creer que eran los difuntos del desaparecido pueblo de Oblanca».

«En días pasados -"asegura la noticia-" comenzaron a circular por la comarca unos rumores alarmantes. Se decía que en las ruinas del que fue pueblo de Oblanca, cuando llegaba la noche, se dejaban sentir voces raras y rezos en alta voz. Esta misteriosa nueva comenzó a sembrar el pánico entre los habitantes de lugares próximos, sobre todo teniendo en cuenta que el pueblecito de Oblanca había sido sumido por las aguas de aquel gran pantano... Tal impresión causó la aparición de supuestos duendes o fantasmas: los vecinos de Caldas de Luna y otros pueblos inmediatos, cuando llegaba el anochecer, cerraban temerosos las puertas de sus casas, pues se llegó a creer en la posibilidad de apariciones de difuntos que habían sido enterrados en el cementerio de Oblanca». La crónica continúa ofreciendo datos sobre las cotas de pánico a las que se llegó, sobre todo «entre las mujeres y los niños», como avisa el autor, quien asegura que el terror fue tal que se dio aviso a la Guardia Civil, iniciándose una investigación que ofreció sorprendentes resultados.

Antiguas creencias. Y es que el miedo que sentían aquellos vecinos era comprensible, pues en filandones y calechos se había hablado, desde hacía siglos, de las güestes que recorrían los caminos con velas y cirios encendidos, augurando la muerte de aquellos con los que se topaban o intentando engrosar sus filas con ellos. «A esto se añade las numerosas creencias y supersticiones relacionadas con los pantanos en la montaña de León», como recuerda Gancedo. Entre ellas, la de que las campanas de los pueblos sumergidos siguen tocando el día de la fiesta, o que cuando el nivel del agua baja se escuchan las voces de los difuntos en sus cementerios.

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