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Viñayo: «Los archivos de San Isidoro que siguen en Madrid estarían más seguros aquí»

Cabildo y Universidad presentaron ayer el Archivo Capitular de la Colegiata coordinado por el abad emérito

Antonio Viñayo, Ángel Hermida, Maurilio Pérez y Victoria Seca, en la presentación de los archivos de

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cristina fanjul | león
León

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«He envejecido alrededor de este librote». El abad emérito de San Isidoro, Antonio Viñayo, manifestó su satisfacción por la presentación ayer del Archivo Capitular de la Colegiata, que compila el índice de toda la documentación en papel y de los pergaminos incorporados entre 1172 y 2005. El erudito destacó que ha dedicado más de la mitad de su vida a finalizar esta tarea y agradeció a Camino Redondo, Rosa Fernández, Manuel Álvarez y Reyes González la ayuda prestada durante estos años. Viñayo hizo un recorrido a través de las «violaciones» sufridas por el archivo de la Colegiata a lo largo de la historia y subrayó que incluso Felipe II se aprovechó de muchos de sus documentos. Explicó que en tres ocasiones se sucedieron expolios y describió cómo los tesoros en papel de la Colegiata salieron en carros en 1808, con la Desamortización y de nuevo con la llegada de la Gloriosa en 1869. «Aún hoy muchos de esos papeles siguen en Madrid. Dicen que en la Colegiata peligrarían y que en Madrid están más seguros. No es cierto. Deberían regresar porque aquí hay dos canónigos con estaca toda la noche para vigilar el archivo», destacó.

Y no le falta razón. Tan seguro es el archivo de la Colegiata que durante estos años se ha enriquecido gracias a numerosas donaciones. Antonio Viñayo se ha convertido en custodio de los documentos de Luis de Sosa, de Luis Menéndez Pidal, José Álvarez Miranda o Plubio Suárez, razón por la que el abad emérito afirma que el de San Isidoro es un archivo abierto.

Y esta «memoria de la Colegiata», como ayer la calificó Viñayo, comenzó a fraguarse en 1957, cuando el abad emérito extendió todos los papeles en una gran sala para recomponer el puzzle desencajado por las citadas «invasiones». «Busqué las raíces del archivo primitivo y me di cuenta de que había tres o cuatro archivos separados: el del abad, el capitular, el de la fábrica de la Iglesia y el de las propiedades de la Colegiata», ennumeró.

Para el investigador. Por su parte, el director de publicaciones de la Universidad, Maurilio Pérez, manifestó que la obra supone una gran herramienta de trabajo para la investigación y aseguró que sin ella sería casi imposible conocer un tercio de los documentos custodiados en la Colegiata, sobre todo en lo referente a la época moderna y contemporánea.

Además, explicó la posibilidad de reeditar los archivos realizados por el abad Llamazares en 1923 y 1943.

El rector de la Universidad, Ángel Hermida, se felicitó de la labor desempeñada por Maurilio Pérez al frente del Departamento de publicaciones y ensalzó la obra ayer presentada. Por último, el abad de San Isidoro, Francisco Rodríguez Llamazares, destacó la gran cantidad de trabajo y sacrificio que encierra el Archivo Capitular y expresó su convencimiento en que tanto el Cabildo como la Universidad continúen colaborando en obras que fructifiquen en beneficio de la sociedad.