Diario de León

opinión | el invento del maligno

Sálvame

Publicado por
josé javier esparza
León

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La Asociación de Telespectadores de Cataluña (TAC), una de las más veteranas y eficaces del panorama español, ha procedido al benéfico ejercicio de recopilar las barbaridades que han aparecido en Sálvame, el programa-emblema de Telecinco. ¿Qué le reprocha TAC a Sálvame ? La acusación es muy concreta: Sálvame , que es un programa que se emite «en horario de superprotección al menor», se alimenta de «gritos, enfrentamientos y rumores» y su habitual forma de trabajar son las «las malas prácticas periodísticas». La nota de TAC se limita a dos días de emisión: el 22 y el 23 de marzo, pero realmente no hacen falta más. «En una semana -"dice la asociación-" se emiten 1.225 minutos de Sálvame -"sin contabilizar Sálvame Deluxe que se emite fuera del horario de protección-", que equivalen a 20 horas con 41 minutos, aproximadamente un día entero». ¿Ejemplos de transgresiones alevosas? Uno: los comentarios casi futbolísticos sobre los avatares sexuales de los concursantes de Gran hermano , o sea, sexo explícito a granel, capítulo que además se enriquece con las habituales observaciones chocarreras de los contertulios. Dos: la violencia y la agresividad verbal presentes a lo largo de todo el programa, tanto en las manifestaciones de los presentadores como en los vídeos y los argumentos. En este capítulo, por cierto, TAC, que lo viste todo con ejemplos, trae a colación uno expelido por la boca atómica de Belén Esteban: «Yo soy Belén Esteban y ¿tú sabes lo que eres? Un mierda. Lo vas a pagar». Tercer capítulo de transgresiones alevosas: el menosprecio de la persona, permanente en las «opiniones» de las estrellas invitadas de Sálvame . La Asociación termina exigiendo la retirada del programa. Los contenidos de Sálvame son del todo incompatibles con el horario en el que se emite, que además es cada vez más extenso. O sea que TAC tiene razón; toda la razón. Pero ya verá usted como las autoridades no le hacen ni caso; ni el menor caso. ¿Por qué? Porque en España, en estas materias, no mandan las autoridades, sino los canales. Y así nos va, claro.

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