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Cuatro estrena «Soy adicto», presentado por Quico Taronjí

El reality dará la oportunidad a diez toxicómanos a que den los primeros pasos para desengancharse del alcohol y la droga

Drogodependientes en un «mercado» de la droga.

Drogodependientes en un «mercado» de la droga.

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daniel roldán | MADRID
León

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Diez personas entran en una casa, situada en un lugar idílico y de difícil acceso. Son hombres y mujeres entre los 20 y los 35 años y van a convivir durante un mes. Todo hace indicar que es un programa de telerrealidad cualquiera. Pero hay una importante diferencia: todos los protagonistas son drogadictos. Van a intentar dejar esta pesada carga en Soy adicto , un nuevo espacio tipo coach que Cuatro estrena el viernes presentado por Quico Taronjí.

La cadena, que ha adaptado el programa holandés original ( Rehab ), acudió a la Fundación Girasol para poner en marcha el proyecto. Esta oenegé lleva 25 años tratando a personas con problemas. Se han elegido a personas dependientes de sustancias químicas (cocaína, heroína o pastillas), ya que el tratamiento es más homogéneo.

Ésta será su última oportunidad. Sus familias no les van a pasar ni una más después de haber destrozado sus vidas. Los televidentes conocerán a Ramón, que calcula que se habrá gastado unos 300.000 euros en el juego y en el alcohol durante los 18 años que ha estado enganchado. Juan Ramón acabó con su carrera de tenista -"fue número 15 de España-" por culpa de la cocaína. Erik, de 29 años, consume hachís desde los 15. Gema es politoxicómana desde los 12 años.

Ahora tiene 22 y su madre ha sido quien le ha ofrecido esta última oportunidad de poner orden a su vida. Ellos y el resto de sus compañeros deberán respetar las reglas establecidas por los terapeutas, un verdadero reto. La terapia incluye la prohibición del alcohol, drogas, medicinas, fumar, los mp3, móviles u ordenadores. Además, tendrán que aprender a controlarse y a gestionar sus recursos. Para conseguirlo, cada semana uno de los diez será el responsable de la organización de las tareas de sus compañeros, además de vigilar que todos cumplan con los horarios establecidos: a las 8 de la mañana hay que levantarse y, a la medianoche, las luces deben apagarse. En este internamiento voluntario, también estarán muy vigiladas las conductas agresivas, el gran problema para estos consumidores desde la adolescencia. «Las personas que se ponen en tratamiento lo hacen seis o siete años después de haber empezado a consumir», apunta la doctora Carmela Fernández. «La cocaína es mi novia inseparable durante muchos años», asevera uno.

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