Pantalla de papel
El invento del maligno javier martín domínguez
Inventado por chinos, copiado por árabes y utilizado por todos, el papel le ha dado a la humanidad el soporte para su mejor viaje intelectual. La historia del soporte de soportes -”dúctil, cómodo, ligero, irrompible en la caída-” está llena de grandes momentos. Desde la cumbre de los diccionarios hasta la capacidad de escribir la historia al día en los periódicos. Ahora vivimos uno de ellos. Millones de teclas y todavía algunas plumas, hacen loas del papel escrito y su preciado conglomerado, el libro. Parecen cantos de sirenas ante el avasallador empuje de las pantallas digitales que, envalentonadas por sus crecientes conquistas, quieren engullir a nuestro libro de los dos mil años. En Barcelona brotan rosas de los libros, y en Madrid los presentan con hechizo de luna. Este año quien más firmaba en su semana grande era el malo de la película, en esta trama de equívocos que es la guerra entre el papel y el libro electrónico. Ya son pocos los que se ruborizan por que la caligrafía haya pasado a mejor vida por culpa de los teclados. En un futuro nada lejano, tampoco quedará rubor para amar a los libros sin papel, cuando se piense que lo importante es poder pensar, poder escribir, poder leer. Da igual en qué soporte, papel, catódico, plástico, LCD, plasma o LED. La información y las historias se asentarán en el soporte que se tercie. Hoy vive en el hipertexto, y el mero papel en blanco se le ha quedado pequeño. La pantalla vive asociada a programas operativos y puede consultar y absorber lo que hay en red. Así el concepto de libro mantenido cuasi idéntico cerca de dos milenios experimenta una ampliación que le permite mirar risueño al futuro por reinventarse a lo grande, en el libro de libros, el libro digital. En su brillante ensayo Metamorfosis de la lectura , Román Gubern da un decálogo de atractivos y ventajas que se pueden decir del libro de papel. Hombre de su tiempo y sabio de la comunicación, Gubern nos puede dar también diez o más razones en defensa del libro digital.
Querámoslo, o no, está aquí. Y felizmente, es nuestro.