Diario de León

Entrevista | noemí g. sabugal | periodista y escritora

«La gente quiere descubrir guiños a León en todo el libro»

Sabugal (Santa Lucía de Gordón, 1979), con su novela «El asesinato de Sócrates».

Sabugal (Santa Lucía de Gordón, 1979), con su novela «El asesinato de Sócrates».

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e. gancedo | león
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Mucha gente se sorprendió al enterarse de que Noemí G. Sabugal, periodista gordonesa actualmente afincada en Ponferrada, había quedado finalista en el Premio Unicaja de novela con El asesinato de Sócrates -el ganador fue otro leonés, Raúl Guerra Garrido, por La memoria de los sueños -, pero de sorpresa, nada. Destrás del galardón hay mucho trabajo, pasión por escribir, dos novelas en el cajón y otras dos en mente. Hoy, Sabugal presenta su libro en el ILC acompañada, cómo no, por otros dos periodistas: Miguel Ángel Alonso Zamora y Fulgencio Fernández.

-Algunos le han dicho: «Pero, de repente, ¿escribes novela?». De repente, no... ¿verdad?

-No, no. Siempre quise escribir, siempre quise ser escritora, lo decía desde pequeña, arriesgándome a que me miraran de forma rara... por eso, cuando tuve que decidirme por una carrera, elegí Periodismo por la relación que tiene con las palabras, por poder escribir. Dicen que el periodismo es un hijo bastardo de la literatura, mmm... tienen un punto en común, claro, pero yo creo que no tienen nada que ver por cuanto que el ritmo del periodista no es el del escritor. El periodista tiene que preguntar, enfrentarse a mucha gente, el escritor está solo, puede ser todo lo libre que quiera, y eso es lo que a mí me gusta.

-Luego está lo «devorador» que es el periodismo...

-Es muy devorador del tiempo propio y te exige ser un poco churrero a la hora de hacer noticias... y eso está un poco reñido con el tempo de la literatura. El periodismo es diario, la literatura es eterna.

-¿De dónde surge la semilla de esta novela, ese primer chispazo que anima a escribirla?

-Bueno, la historia tiene dos vías paralelas: una sería la investigación, la propia novela negra en sí, y otra la psicológica o novela de personaje, y quería que ambas líneas estuvieran equilibradas. Marcos Robles no es de esos héroes de novela negra que los pinchan y no sangran. Es una persona que podemos encontrarnos en la calle, con un hermano discapacitado psíquico del que tiene que ocuparse, con problemas para relacionarse con las mujeres (suele recurrir a prostitutas pero casi como un alivio, es un sexo que en realidad no desea), es, diríamos, un «incapaz sentimental».

-Y luego está la parte de pura novela negra...

-Sí, yo coincido con otros autores que sostienen que la novela negra es en realidad novela social. Paco Ignacio Taibo dice que en este género se empieza investigando un crimen pero en realidad se investiga la sociedad en la que se produjo. En ese sentido, ¿cómo no iba a investigar la sociedad de una ciudad pequeña, si es lo que conozco?

-Esa «San Martín» que podría ser León...

-Sí, pero también Burgos, por ejemplo. Se habla de una catedral, de la calle Ancha, del río entre chopos, de un barrio ferroviario, el del Cerro, de una Loma Azul que podría ser la Candamia... luego es curioso cómo la gente de aquí busca referencias leonesas constantemente, me han dicho «¡yo he estado en ese bar!» y a lo mejor es un bar de Gijón... Sí es una ciudad equívoca y llena de extraños, de gente que se conoce pero que en realidad quizá no tanto. Y es que, en el fondo ¿qué sabemos de los demás? Ésta es una novela sobre la falta de comunicación.

-Y una novela sobre un antihéroe.

-Sí, el antihéroe es un constante en la historia de la literatura desde el Quijote. Ante todo es un personaje real al que no le ocurren grandes tragedias. No quería un Código da Vinci , sino una historia viva.

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