Reportaje | marcelino cuevas
«Año de nieves» para Sierra
El pintor leonés expone sus obras en la galería Sardón
Manuel Sierra ha conseguido desvelar el misterio de la nieve. «Hace tiempo que perseguía esa luz tan especial de los días en que ha nevado, sobre todo en mi tierra de Babia y Laciana. Era un reto que tenía pendiente y que por fin he logrado superar. Por eso en esta exposición de la galería Sardón, que he titulado Año de nieves, el blanco manto nevado es el gran protagonista».
El pintor, uno de los artistas leoneses más admirados, sigue con sus sólidas composiciones basadas en un cubismo personal e intransferible, y con esa ingenua visión del paisaje que le ha llevado al éxito. Hay varios elementos imprescindibles en sus cuadros, los pájaros proletarios «esos que no surcan el cielo majestuosamente, sino que nos acompañan al nivel de la tierra». Las ventanas abiertas al escenario espectacular de las montañas leonesas y el carro rojo, un emblema que siempre está presente en sus exposiciones. «El carro no es ningún invento. En mi casa, cuando era niño, había un carro montañés pintado de rojo, en el que jugábamos los chavales. Unas veces se convertía en barco, otras en avión, algunas veces en cueva donde escondernos-¦ cuando los mayores no le necesitan para las labores del campo, el carro nos pertenecía a nosotros. Después de muchos años, después de haber desaparecido de mi casa, un día lo encontré perdido entre zarzas en una hondonada, y sentí una enorme emoción. Por eso he querido que figure una y mil veces en mis lienzos, es uno de los símbolos de mi vida».
La nieve, señora del invierno, se convierte en pura magia en los cuadros de Sierra. El artista ha conseguido llevar al cielo el brillo de la plata, a las casas de sus pueblos una espléndida gama de grises, y a los tejados el blanco inmaculado de la nieve. Hay puertas verdes, ventanas azules, carros rojos-¦ porque el pintor no quiere renunciar totalmente a su paleta, pero lo blanco, lo gris y el contraste con la plata, consiguen crear esa ilusión de silencio y de paz que siempre se percibe en el amanecer de un día nevado.
Sierra, como contraste, presenta algunos cuadros pletóricos de color. En ellos viven sus particulares gorriones disfrazados de arco iris. Las flores pletóricas del cromatismo de la alta montaña. Y, cómo no, esos bodegones que son otra de sus señas de identidad pictórica.
En esta ocasión Sierra nos ha sorprendido con sus pueblos nevados y nos ha recordado una vez todas y cada una de las claves de su pintura. «Más allá de las primeras casas no se ve más que la blancura. Los copos al posarse tienen un sonido, una suerte de música parecida a las caricias cuidadosas y frágiles para con el durmiente. El cuarto se llena aún más de luz cegadora, de silencio y de una emoción lechosa y violeta. No siento frío, sueño y me desvelo y vuelvo a soñar y vuelvo a tener esa sensación cierta de estar aquí y en otro sitio a la vez, como si fuera yo y otro al mismo tiempo». Lo afirma Manuel Sierra, que además de pintor es capaz de extraer su música a las palabras.
Lugar: galería Sardón. Calle Juan Madrazo, 25.
Horario: de lunes a viernes, de 11.00 a 13.00 y de 18.30 a 21.30 horas.