«Cerebro» González relata su vida en «Regreso a Vadinia»

En la cabeza de Manolo Cerebro González no cabía eso de: el fútbol es así, ni lo de son once contra once, ni siquiera lo de jugamos como nunca y perdimos como siempre.

En la cabeza de Manuel Vicente González, que es él mismo, había certeros pájaros literarios, versos de Juan Ramón Jiménez, que, compartidos en los vestuarios del fútbol español de los años 70, le harían parecer algo así como un extraterrestre entre tipos con botas de fútbol.

Manuel Vicente González (Puente Castro, 1953) cuenta ahora la vida de futbolista de un joven que se llama Anselmo, en Regreso a Vadinia (Editora Regional de Extremadura), la novela que presentó ayer en La Casa de León en Madrid. Pero no se queda enredado en solo goles sino que sale al área grande de la vida; en la que hay muchos penalties que lanzar, y más, que parar.

Pero ayer, Manolo Cerebro , que jugó en el Castilla, en el Getafe y en el Badajoz, reclutado por un ojeador que en él vio trazas de centrocampista, diríase ahora, jugón, en tiempos en los que también llegaba a la casa blanca un tal Camacho, tuvo como medios defensivos a dos primeros espadas de la literatura leonesa y española: Luis Mateo Díez y Julio Llamazares. Y les salió un buen partido.

1397124194 Viaje a la capital. El autor explicó que el libro trata de un joven futbolista que llega a la capital, fichado por el Castilla, el filial del Real Madrid, y se hospeda en una de esas pensiones que tenía el club en el centro, casualmente, en las proximidades de la Casa de León, en donde vive experiencias vitales, como otras, fuera, con una persona mayor.

Julio Llamazares, por su parte, gran amigo de Manuel Vicente González, aseguró que «es uno de los personajes singulares que yo más admiro».

«Lo insólito del libro de la vida de Manolo es la aspiración al éxito de un futbolista que ha derivado en escritor», aseguró Llamazares.

Y así, con el fútbol como telón de fondo, se habló ayer en Madrid de la vida y del lejano León.

Y Luis Mateo Díez, incluso, rescató un pasado personal de futbolista de un solo día en el que se marcó un gol en propia puerta, jugando en el equipo de su pueblo. No dijo que desde entonces el Humildad de La Magdalena de Canales no levanta cabeza-¦