El diccionario de Latín del Reino de León se colgará en la Red en el 2011
La obra del catedrático Maurilio Pérez se presentó ayer en el Coloquio de Lexicografía Latina y se convertirá en el único de España publicado por Brepols
El representante de la editorial Brepols, Bart Janssens, manifestó ayer, en la presentación del Lelmal (el diccionario de Latín Medieval del Reino de León), que las palabras (3020 en total) incluidas en el Lexicón serán puestas al servicio de los internautas el próximo año, con el fin de facilitar la labor de los historiadores, latinistas y lingüistas que quieran consultar la obra. El Lelmal se presentó ayer en el transcurso del Coloquio de Lexicografía Latina Medieval que estos días se ha celebrado en León y que ha reunido a expertos de todo el mundo en el salón San Isidoro de la Casa de Espiritualidad. Bart Janssens precisó además que este diccionario es el tercero que publica Brepols, y se unirá a los del irlandés y el belga, con lo que la investigación de Maurilio Pérez se convierte en la primera realizada en España que pasa a formar parte de la prestigiosa firma editorial.
Cuatro siglos. Por su parte, el catedrático Maurilio Pérez recordó que el nuevo diccionario comenzó a fraguarse en 1982 y reúne hasta hoy 3.020 palabras de 45 diplomatarios del Reino de León -”exceptuando Galicia-” de entre los siglos VIII (cuando se escriben los documentos más antiguos que se conservan) al año 1230, momento en el que se produce la unión de las coronas de León y Castilla. Recorre así más de cuatro siglos y lugares tan alejados como Avilés o Cáceres. El diccionario contiene vocablos de origen latino y griego, pero también evolucionados, esto es, romanismos, que son muy abundantes.
Por otro lado, en la obra se pueden encontrar influencias de voces árabes, germánicas o celtas. «Por tanto, el latín medieval diplomático es un excelente campo de trabajo para el análisis de la historia de las lenguas modernas, románicas o no», asegura el catedrático.
Y es que en cada zona geográfica, el latín medieval diplomático tiene unas determinadas características lingüísticas, de forma que el asturleonés se distingue sin dificultad del catalán, del aragonés o del castellano. En este sentido, hay que resaltar que en los diplomas se pueden rastrear los intentos de los escribas de adecuar las grafías al habla puesto que si bien la pugna entre el latín e el romance empezó pronto no se resolvió hasta finales del siglo XII.
Tal vez por esta razón, la obra ha procurado que los ejemplos se seleccionen entre los textos más antiguos, los intermedios y los más modernos, con el fin de que sea un trabajo valioso para los hispanistas, pero también para los historiadores.
«No me atrevo a llamarlo romance ni latín, ni siquiera latín medieval. Es lengua latinorromance», destacó ayer Maurilio Pérez, que subraya que hay palabras que aún hoy persisten en leonés. Así, por ejemplo, la investigación recoge la voz llamas, que proviene del término latino lama (cenagal). Este término deriva de la tendencia del latín del Reino de León a doblar las «eles» iniciales. De ahí surgen topónimos como Llamas de la Ribera, o Llamera.
Por otro lado, el catedrático, que recordó que el nuevo diccionario es una herramienta fundamental para la investigación, al permitir acudir directamente a las fuentes originales sin la posibilidad de que la traducción lleve a errores.
Los artífices de esta gran empresa científica y cultural -”el propio Maurilio Pérez, Estrella Pérez, Pilar Álvarez Maurín, Alberto Montaner, Rafael García, Carlos Pérez y otros-” han estudiado documentos de las catedrales de León, Oviedo y Astorga, del monasterio de Carrizo, San Esteban de Nogales, San Miguel de Escalada, Sahagún o Santo Toribio de Liébana entre otros, hasta compilar tres mil voces.