Un estreno a medio gas
Entre olor a goma quemada y pasadas de frenos, Tom Cruise y Cameron Díaz tomaron este miércoles el centro de Sevilla para recrear una de las persecuciones más espectaculares de Noche y día, la película grabada en tierras andaluzas el pasado otoño y que ha escogido la capital hispalense para su estreno mundial. Una premiere que dejó a los sevillanos con ganas de más dado que, más allá del reparto del filme, no contó con la presencia de ninguna gran estrella de Hollywood habitual en estas fiestas. Desde primera hora de la mañana, los dos actores americanos y el director James Mangold se dedicaron a atender a la prensa extranjera especializada que la productora ha desplazado hasta la capital andaluza para el estreno de esta comedia romántica llena de acción producida por Fox. Díaz montaba a los periodistas americanos de televisión a bordo de un coche deportivo para, a toda velocidad y con derrapes, dejarlos a los pies de la Giralda y en manos de Cruise, que les respondía a algunas preguntas. Todo en medio de un sofocante calor y de hordas de turistas que, de paseo por el barrio de Santa Cruz, se topaban sorprendidos con el montaje y aprovechaban para inmortalizar el momento con sus cámaras. A diferencia de su compañera, que apenas se bajó del coche y se limitó a saludar por la ventanilla, el actor de la saga `Mission Imposible´ o `Collateral´ no dejó de firmar autógrafos a los cientos de seguidores que se agolparon en la plaza Virgen de los Reyes para seguir a sus ídolos cinematográficos. No faltaron siquiera ejecutivos que, curiosos, se bajaban de la moto con el casco aún puesto para poder vislumbrar a los actores, sobre todo a Díaz.
Sevilla, muy bonita. Entre intercambio de comentarios con sus compañeros de rodaje, Cruise, que tuvo que cambiarse de camiseta un par de veces por el sofocante calor, se acercó a las vallas que les separaba de sus fans en varias ocasiones, e incluso comentó que se encontraba muy cómodo en España y especialmente en Sevilla, una ciudad a la que definió como «muy bonita». También se atrevió con el español, aunque solo fuera para soltar un «muchas gracias» al público que le esperó durante horas. Los más afortunados fueron un grupo de alumnos de diversos colegios de la ciudad, que gracias a la mediación del Ayuntamiento hispalense disfrutaron de un espacio privilegiado para ver de cerca a las estrellas. Los elegidos formaban parte de grupos de teatro escolares. «La mano me tiembla todavía, ya no me la lavo», decía una emocionada joven mientras su amiga, «con los pelos de punta», bromeaba acerca de que después de esto, «un beso de su novio ya no vale tanto». «Es más guapo que en las películas, y más simpático», explicaba Ana.