Cerrar

Reportaje | emilio gancedo

Rapaces tan pispos que escriben libros

Los alumnos del colegio de Villamanín publican «La Tercia y la Mediana», una obra editada por la Diputación cuyo prólogo constituye uno de los últimos escritos firmados por Antonio Pereira

Algunos de los alumnos participantes en el taller. Abajo a la izquierda, Luzdivina, de Cubillas, una

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Era un taller, pero bien merecería ser una asignatura básica en todos y cada uno de los colegios y escuelas de esta tierra por lo que tiene de crear lazos entre pequeños y mayores, dos generaciones entre las que media un inmenso abismo cultural: unos crecieron corriendo tras de los jatos y otros corriendo sobre la wii . El taller en cuestión se celebró durante dos años en el colegio de Villamanín, recibía el atractivo nombre de Dibujo y cultura tradicional y encargados de impartirla fueron el periodista Fulgencio Fernández y el dibujante Lolo.

«Lo que hacíamos era llevarlos cada semana a conocer algo de la comarca -”explica Fernández-”, patrimonio, arquitectura tradicional, creencias populares... es decir, cosas de todo tipo relacionadas con la zona, entre las que se encontraban monumentos como la Colegiata de Arbas; leyendas como las de los culebros de La Gotera y Getino o la del pico La Barragana; el Camino del Salvador que lleva a Oviedo en los parajes que atraviesa por la comarca; restos históricos como las minas prerromanas de La Profunda en Cármenes, La Providencia en Villanueva de Pontedo y La Fabricona en Golpejar; amén de cosas curiosas como el árbol del amor de Camplongo; los puentes de origen medieval y romano de Villanueva de la Tercia y Canseco respectivamente; la Vía Romana de La Carisa o los antiguos balnearios de Villanueva de la Tercia y Getino».

«No olvidamos tampoco visitar algunas escuelas antiguas, alguna iglesia parroquial y la estación de Busdongo, que tuvo una gran importancia a principios del pasado siglo», añade el periodista y escritor.

Ilustración y encuestas . Al taller acudía una veintena de alumnos a los que dividieron en dos grupos: dibujo y cultura tradicional. Los primeros dibujaban con Lolo un lugar, monumento o paisaje elegido al natural y en directo; y los de cultura tradicional acudían a visitar a las gentes mayores de cada pueblo para encuestarlos y preguntarles cómo se vivía antes y todo lo que sabían de cada uno de los lugares o hitos escogidos. Dos generaciones frente a frente: «No veas los sudores de las mujeres para contarles a unos niños de 8 ó 10 años qué era eso del árbol del amor », comenta Fulgencio Fernández.

-”«Pues las parejas paseaban por allí, se sentaban debajo...», decía la buena mujer para no meterse en fregaos .

-”«¿Pero hacían el amor o no?»; le preguntaba Tamara, que algo debía saber, o quizá intuir.

-”«Bueno, sí, pero de baja intensidad».

«Lo único que no pudimos averiguar es que significa -˜de baja intensidad-™», resume el autor montañés.

Así pues, con todo el material recogido se elaboró un pequeño libro titulado La Tercia y la Mediana. Dos tercias de los Argüellos contadas por nuestros abuelos , editado por la Diputación y en el que los datos, curiosidades, leyendas y costumbres recopiladas por los niños han quedado hilvanadas en un texto ilustrado precisamente con los dibujos realizados por estos mismos chavales.

Además, el prólogo de la obra es de auténtico lujo, pues pertenece al puño y letra del gran Antonio Pereira. «Se lo habíamos comentado nada más empezar a hacer el taller y un buen día se presentó con el texto -”comenta Fulgencio Fernández-”, pero tardamos más de un año en confeccionar el libro, con lo que creemos que es, posiblemente, el último texto inédito del maestro Pereira».

Y éste escribe en él: «Antes de que se me olvide, os voy a dar un consejo: leer, leer y leer. Y, después, a escribir. Leyendo, viajando por las páginas de un libro, todo el mundo está en vuestro pueblo, en vuestra casa, en vuestra habitación. Escribiendo podéis desandar el trayecto de la lectura y hacéis otro viaje, desde vuestra habitación, desde vuestra casa o desde vuestro pueblo a cualquier parte del mundo. Incluso a las ciudades que no existen, las inventáis y ya existen, ése es el mayor privilegio de los escritores».

Y si os gusta una moza... «La literatura, la poesía, fue mi salvación con las chicas y el camino para ser muy feliz en la vida. Por eso guardo un excelente recuerdo de la escuela, os animo a estudiar, os sugiero que leáis mucho, todo lo que podáis, y después, si os lo pide el cuerpo y os gusta una moza (o un mozo, para las niñas, que ahora los colegios son mixtos), le escribís un poema...». Son los consejos del mejor de los maestros.