Alex y John1396927554

El invento del maligno JAVIER martín domínguez

S e llega a Premio Nacional cuando se imparte maestría. Se la conocíamos como director y como líder de la Academia del Cine. Pero también ejerce como consejero áulico lejos de nuestras fronteras. En Londres me cuenta John Hurt, a quien dirigió en Los Crímenes de Oxford , que le ha pedido consejo para marcar el acento en su nueva película con papel singular a las órdenes de Lars von Trier. En Sevilla, donde el director confesó que no había sabido lo que era un actor hasta conocer a John Hurt, dijo que «para ser buen actor hay que ser primero buena persona. Y John es el más grande». Los ingleses utilizan a menudo el adjetivo «brilliant» para magnificar algo. Brillante Alex en todas sus facetas, encarando la representación del gremio, como un líder con sonrisa, ideas claras, discurso directo y englobador. Que lograse llevar a Almodovar al redil de la noche los Goya, ya valía un reconocimiento. Aquel chico de Bilbao sorprendió con El día de la Bestia, metió 800 balas en el género del Oeste, destripó La Comunidad , y prepara estreno con un soplo circense sobre la Transición. Al igual que en España, en la cena londinense sólo se hablaba de todos los recortes presupuestarios que se acometían entonces. Alguno confían en que las historias se harán más cercanas, como en el resurgimiento del cine con Frears y Ken Loach en la era Thatcher. La directora del British Film Institut, Amanda Nevill, es combativa y espera que la industria siga marcando excelencia. La que ya tiene financiación es Andrea Arnold ( Fish Tank) , que cambiará de registro con una versión de Cumbres Borrascosas. Seguro, que algo muy diferente en manos de la directora de moda, con ojos nuevos y un lenguaje procaz. Tampoco desiste en su empeño el veterano Nicholas Roeg, que quiere rodar Tren nocturno . Con el traqueteo de la crisis de financiación como fondo, lo cierto es que el cine marcha. Hay ideas, profesionalidad y talento en todos ellos. Sólo falta que Alex le haga pronunciar a John con prefecto acento la palabra «jamonero».