El palacio de Berenguela es el único monumento nacional cerrado al público

Es monumento nacional y, sin embargo, no tiene un calendario de visitas. Está cerrado al público. Situado en el patio del colegio Santa Teresa, es uno de los bienes patrimoniales menos conocido de la ciudad.

Se levantó durante el reinado de Alfonso VII y forma parte de un palacio del que tan sólo se conserva una de las torres. Dicen que allí se celebró, en el año 1144, la boda de la infanta doña Urraca, y que fue morada real hasta que a finales del siglo XII sufrió un incendio, provocado por los enfrentamientos que en esta época se produjeron con los albigenses.

El caso es que se trata de uno de los únicos casos de la comunidad en que se conservan los restos de un palacio románico y, lejos de darle la importancia que merece, se mantiene en la oscuridad del anonimato. En los años setenta incluso se permitió construir el edificio del colegio a menos de un metro de distancia y sin realizar los estudios arqueológicos que habrían permitido que hoy se conociera más sobre su historia y sobre las características que debió tener el palacio. Además, hay que recordar que la ley establece que los monumentos nacionales deben abrirse al menos dos días al mes. Para algunos se trata del palacio imperial que mandó construir el emperador Alfonso VII, pero también hay rastros que señalan que, además, en ese solar pudo estar el monasterio que, dedicado a San Pelayo, se construyó a finales del siglo X.

Estela. Asimismo, hay que recordar el hallazgo de una lápida, exhumada en el ángulo formado por el palacio y el colegio. La estela, expuesta en la muestra Raíces , contiene un interesante epitafio altomedieval, que añade una nueva perspectiva a la ocupación de la zona. La inscripción fue labrada en un fragmento de cornisa romana, reutilizado con anterioridad a grabarse el texto (quizá como escalón). De la transcripción de la misma se desprende la identificación del allí enterrado con un monje llamado Cixila, hijo de Sisnando, monje de un monasterio de San Cosme y San Damián, todo apunta que en referencia al de Abellar, fundado por el abad y obispo de León del mismo nombre, uno de los más destacados personajes del turbulento inicio del reinado de Ramiro II y luminaria de la intelectualidad del joven reino leonés. La datación del epitafio no deja lugar a dudas y se refiere a la Era 969 (año 931), uno de los más agitados y polémicos de todo el siglo X en León, que vio el enfrentamiento entre Alfonso IV y Ramiro II, hasta la coronación de éste último el 6 de noviembre. Sin duda, la violencia de tales tiempos explica la elección de tan pobre soporte para un personaje notable.