El leonés José Vicente Casado «caza» siete kilos de un meteorito excepcional
La condrita, localizada en el desierto de Túnez, está siendo investigada por la Politécnica de Barcelona
Es uno de los mayores expertos del mundo en meteoritos, en piedras caídas del cielo. El leonés José Vicente Casado lleva «persiguiéndolos» desde hace quince años. Para los científicos es la única manera de «tocar» el espacio; para él es una pasión. Y ha encontrado un «tesoro», como él mismo lo califica, en el desierto de Túnez. Se trata de una condrita -”un meteorito rocoso-”, del que ha llegado a reunir siete kilos; el mayor fragmento de 1,3 kilos de peso.
Los meteoritos se pueden «leer». Contienen datos de cómo se formó el sistema solar, la tierra o la vida o cómo ha funcionado el universo desde hace millones de años. Además, José Vicente Casado ha podido reconstruir la «elipse de caída» de este pedrusco. Datos extraordinarios para averiguar de dónde vino o su antigüedad; es decir, se puede reproducir la «vida» del asteroide del que procede, que en este caso podría ser Matilde. Descubierto por Johann Palisa en 1885, es el asteroide más grande que ha sido avistado por una sonda espacial y el primer asteroide de tipo C en ser explorado.
Casado ha mantenido en secreto este hallazgo, porque está siendo investigado por la Universidad Politécnica de Barcelona. Los meteoritos son, además, un negocio. Los más «baratos», los de características metálicas, pueden tener un valor de 80 o 90 euros el kilo. Pero la cotización se eleva en el caso de las condritas, meteoritos metálicos con partículas de agua y carbono que forman en su interior peculiares dibujos y cristalizaciones. También son muy apreciados los de origen marciano; y los más codiciados son los de origen lunar, pequeñas rocas desprendidas del satélite que, tras caer a la tierra, superan fácilmente los 1.500 euros por gramo. Casado está considerado como uno de los principales cazameteoritos del mundo. Pese a que cada día la Tierra es «bombardeada» por 25 toneladas de material extraterrestre, apenas se recupera una mínima parte -”en torno al 5%-”; de ahí que este material sea tan valioso, tanto desde el punto de vista económico como científico.