Diario de León
Publicado por
jOsé javier esparza
León

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¿Pero qué te pasa en la cabeza?, preguntaba el abominable sargento de La chaqueta metálica de Kubrick al recluta patoso. A veces habría que preguntar lo mismo a los cerebrines de la televisión española. Toro TV, filial española de Sony, acaba de anunciar que va a hacer una película sobre la denominada duquesa roja, o sea, Luisa Álvarez de Toledo y Maura. De momento sabemos que dirigirá el proyecto Carlos Saura, aunque ignoramos por cuánto. ¿Y quién esa señora? Grosso modo, digamos que una aristócrata de rancio abolengo que en los años 60 se significó por su oposición al franquismo; su último gesto público fue casarse con su secretaria «in articulo mortis». En las convulsiones familiares y aledañas de este mujer no me meto: ya se han metido bastante los propios implicados -"sus hijos-", y con sobradas razones. A mí lo que más me interesa, como aficionado a la Historia, es la aportación de la duquesa en materia historiográfica y archivística, y aquí el balance es simplemente desolador. Esta señora dedicó muchos años de su vida a una tarea encomiable, cual es la de ordenar el archivo de su linajuda casa, pero dándole una finalidad más bien reprobable: reescribir la Historia conforme a sus propias obsesiones ideológicas. Por ejemplo, a la duquesa debemos la estrafalaria tesis de que su antepasado Guzmán el Bueno -"al que, por otro lado, pone como hoja de perejil-" era en realidad un musulmán nacido en América a mediados del siglo XIII y que se convirtió al cristianismo para medrar en la España de la reconquista. ¿Pruebas de la incongruencia? La mención de una planta semejante a la guindilla en documentos previos a 1492. No hacen falta más comentarios. Yo no niego que el periplo vital de esta mujer, por extravagante, merezca atención, pero creo que dedicarle una película para televisión es un exceso evidente. La pregunta es por qué alguien, en las alturas de la creatividad audiovisual, ha decidido que aquí hay un relato mejor que otros. Y mientras tanto, ¿cuántas buenas historias quedan sin contar?

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