«En esta serie me siento como un niño jugando a policías y ladrones»

Protagonista de películas de éxito como Esencia de mujer o Batman Forever, el actor Chris O´Donnell estrena en la televisión la serie NCIS: Los Ángeles. Ídolo de millones de adolescentes en los noventa, el actor acaba de reencontrarse con el éxito. O´Donnell, de 39 años y padre de cinco hijos, reconoce que antes de protagonizar esta serie policiaca había pasado por un gran bache de trabajo, a pesar de apariciones como artista invitado en la serie Anatomía de Grey. En NCIS da vida a G. Callen, un maestro en la investigación encubierta del departamento de policía de Los Ángeles.

—Ha pasado mucho tiempo desde que rodó «Batman Forever»...

—He crecido mucho desde entonces. Estoy a punto de cumplir 40 y entonces tenía 18 y parecía que tenía 15. Llevo mucho tiempo en esta profesión y ahora interpretar NCIS Los Ángeles es reinventarme como actor. La verdad es que estoy muy contento porque ahora los productores confían más en mi trabajo.

—Quiere decir que antes le contrataban por su imagen.

—Sí. De algún modo caí en el estereotipo, interpretaba siempre al chico tímido, que se impresionaba por todo. Ahora gracias a NCIS el público me ve como un tipo duro, mucho más maduro.

—Pasó de ser un actor adorado por las adolescentes a un sexy policía de la televisión.

—Me parece divertido encontrarme a los 40 en esta situación. Creo que la época más difícil de mi vida fue tras el estreno de Batman porque fuera donde fuera todo el mundo sabía quién era yo. En aquella época me ofrecían películas comerciales de enorme presupuesto, pero decidí llevar mi carrera por otro camino. Puse los frenos porque sabía que si seguía igual iba a terminar muy mal y probablemente no me hubiera casado.

—El matrimonio y la familia siempre han sido importantes para usted.

—Nada más empezar en este negocio supe que no podía tenerlo todo. Si quería vivir el estilo de vida del playboy debía renunciar a la familia, pero preferí crear un hogar tradicional como en el que yo crecí. Eso era lo realmente importante para mí.

—¿Cree que le ha perjudicado en su carrera ser un hombre tradicional?

—Sin duda. Eso no va con Hollywood. Llevo más de diez años casado, tengo cinco hijos y por eso se me ha colgado una etiqueta equivocada de hombre religioso. Yo no me describiría a mí mismo de ese modo.

—¿Cómo se describiría?

—Soy un actor con una gran familia que, si no hubiera tenido la fortuna de trabajar en la industria de Hollywood, estaría en Wall Street. También me interesan las finanzas.

—¿Alguna vez pensó antes de aterrizar en «NCIS» que su carrera estaba acabada?

—No te voy a mentir. Pasó por mi cabeza que ya no iba a volver a encontrar trabajo. Todos los actores hemos pasado por eso alguna vez. Aunque también pensaba así cuando me llovían ofertas. En realidad la inseguridad profesional es algo que siempre está con nosotros.

—¿Qué es lo que más disfruta de su personaje?

—Llevar pistola, correr con ella y pretender que soy policía. Me siento como un niño jugando con sus amigos a policías y ladrones en el jardín de su casa. A mí me pagan por un trabajo que es excitante y divertido al mismo tiempo.