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Publicado por
boquerini
León

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Estos días hemos sabido que la mafia italiana se comunicaba con los suyos a través de los mensajes sms que mandaba a las televisiones y que las cadenas siempre incluyen sobre sus imágenes con un entusiasmo digno de mejor causa. Realmente no ha sido ninguna sorpresa. Los sms son hoy a la televisión lo que algunos anuncios por palabras son a los periódicos. Y hay una buena bibliografía y filmografía policíaca en que espías, estafadores o servicios secretos, se comunicaban y daban consignas a través de los anuncios por palabras.

Esto de mandar sms a las televisiones para que estos mensajes cortos se incluyan sobre las imágenes de los peores programas posibles fue un invento de las televisiones de Berlusconi y han sido rápidamente copiados por ¿la BBC? Por supuesto que no. Por nuestras cadenas privadas que siempre compiten por debajo en ver que nuevo invento puede degradar el medio.

Además, estos sms no son gratis. Las empresas de telefonía, esas con enormes beneficios que no conocen crisis alguna, y que pese a ello siguen esquilmando al usuario que llama a los números de pago de atención al cliente, cobran un ojo de la cara por estos sms. Gran parte del dinero va a parar a las propias televisiones, empañadas, no sólo dar basura al espectador, sino además en exprimirles económicamente todo lo que pueden.

Eso de «Fulanito, todos te apoyamos» o «Menganita te quiero» esconde en Italia mensajes sobre narcotráfico y extorsiones. ¿Y aquí? Pues, que se sepa, ni siquiera eso. Todos los que envían sms para que sus mensajes salgan por televisión parecen estar peleados con la Academia de la Lengua, tratando el castellano a patadas. Las televisiones los emiten tal cual, sin un simple corrector que ponga algo de sentido común. Si fuesen mensajes mafiosos no habría quién los entendiera. Pero en España tenemos también el caso contrario: El responsable de los titulares que corren por debajo de las imágenes de CNN+ se cree García Márquez. No sabe o que es un título, sino que escribe una larga parrafada en la que, solo al final, desvela la noticia. Dan ganas de acelerar el lento paso de estos titulares bajo las imágenes, para enterarnos de una vez de lo que está pasando.

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