Reportaje | cristina fanjul
Un precedente: El Pesadero
En el año 1997, la construcción de la autovía de las Rías Bajas desencadenó un caso similar en Manganeses de la Polvorosa
Un precedente del caso que se dirimirá con toda seguridad en la Comisión de Patrimonio del mes de septiembre está en el yacimiento de La Corona-El Pesadero, en Manganeses de la Polvorosa. Los vestigios se descubrieron durante las labores de construcción de la autovía de las Rías Bajas en 1997. Entonces, las excavaciones que se desarrollaron a lo largo de once hectáreas -”en el interior de un amplio espigón fluvial flanqueado por el arroyo del Pesadero y los ríos Eria y Órbigo-” pusieron de manifiesto la presencia de un poblado de la Edad del Hierro, así como un alfar romano. Tras su excavación arqueológica, una parte importante del yacimiento se cubrió y protegió, tapándola posteriormente bajo la autovía, mientras que el alto de La Corona permanece intacto. Actualmente el yacimiento no es visitable, ya que se encuentra bajo la propia autovia, pero si que es posible visitar en la propia localidad de Manganeses de la Polvorosa un Aula Arqueológica sobre este yacimiento.
El aula está distribuida en dos áreas principales; en la sala interior, tras el espacio de recepción e información, se ofrece una amplia visión del yacimiento mediante información gráfica, recorriendo las sucesivas ocupaciones del poblado, y haciendo hincapié tanto en la síntesis histórica como en los aspectos temáticos de cada etapa. Todos estos elementos se articulan en torno a una maqueta central que representa el plano de la excavación arqueológica y los diferentes momentos de habitación del encave. Igualmente hay una pequeña sala en la que se proyecta un vídeo en el que a través de infografías se recrea la historia de este enclave zamorano en sus nueve siglos de existencia.
En el espacio exterior, al que se accede desde la sala, se encuentran diferentes construcciones que reproducen los ambientes que se sucedieron durante la vida del asentamiento. Por un lado, se recrea una vivienda y un pequeño altar de la ocupación de la Primera Edad del Hierro, prosiguiendo después con la reconstrucción de buena parte del complejo alfarero romano, con un edificio estructurado en tres estancias, donde se puede analizar el proceso seguido en la fabricación de los materiales constructivos.