Diario de León

El Musac inaugura el sábado un parque infantil traído en barco desde Brasil

Los juegos creados por la artista argentina Carla Zaccagnini activan una fuente cuando se usan

Carla Zaccagnini en un columpio de su parque.

Carla Zaccagnini en un columpio de su parque.

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El Musac inaugura el sábado un parque infantil, con columpios, tumbonas, balancines, gira-gira-¦ Sirve para jugar, pero es una obra de arte. Y atravesó el Atlántico en barco. Es una pieza que se mantendrá en el exterior del edificio de forma permanente y ha sido realizada por la artista argentina afincada en Brasil Carla Zaccagnini.

Tras una malla de protección de color verde, por cuyas redijas espían algunos jubilados, los obreros trabajan ahora contrarreloj para concluir a tiempo un parque de juegos que ya se presentó en la Bienal de Sao Paulo del 2008. Cuando todos los juegos se ponen en funcionamiento activan una fuente, lo que explica el título de la pieza: Reacción en cadena con efecto variable. Y es que bajo los columpios hay un complejo sistema hidráulico y mecánico. Cuenta Zaccagnini que ella diseñó el proyecto, pero no sabía cómo ejecutarlo. «Es una obra que pone en juego conocimientos que no tengo, que están más allá de mis posibilidades». El montaje de esta ingeniosa instalación de arte contemporáneo no habría sido posible sin la intervención del arquitecto Paulo Massón, que ahora dirige la colocación de todos los «artilugios» en la explanada del Musac, y a quien se le ocurrió buscar en Google un «inventor loco». Así apareció en escena Daniel Díez, diseñador de todos los mecanismos que ponen en funcionamiento la fuente.

Zaccagnini quería crear una obra que pudiera dialogar con un público al que no le interesan los contenidos específicos del arte. La artista confiesa estar impresionada por el hecho de que un proyecto de grandes dimensiones haya podido viajar de continente a continente. «Es mucha responsabilidad y, al tiempo, es muy lindo que mucha gente crea en una idea tan loca como para hacer cruzar un parque por el océano». El montaje de los juegos y la fuente se está haciendo al milímetro, con materiales muy resistentes y con conexiones dobles, con el fin de que no fallen los mecanismos que hacen funcionar las piezas.

Tamaño adulto. Los juegos, curiosamente, se han hecho de unas dimensiones que permiten ser usados por los adultos. «Los niños pueden aprender sobre el arte. Es increíble ver su sorpresa cuando saben que su acción, de forma mágica, provoca una reacción en cadena y sale agua. Incluso he visto a un niño explicándole a otro lo que va a suceder...». A la artista le interesa que los niños entiendan que su acción en el mundo provoca siempre una reacción. «Eso me parece muy educativo», dice.

Zaccagnini considera que no hay que entender las obras de arte contemporáneo, sino que al público le hagan pensar en el mundo, en el arte o sobre sí mismos. «No quiero que mi trabajo sea solo para gente a la que le interesa el arte, sino también para el que le gusta la literatura, los viajes o la física. No trabajo para el público especializado, sino para la gente curiosa».

Zaccagnini no se atreve a aventurar si su paso por el Musac marcará un antes y un después en su carrera, como les ha ocurrido a otros jóvenes artistas,. «Cada cosa que uno hace tiene siempre un antes y un después, pero no te das cuenta porque siempre estás pensando en el próximo desafío», dice.

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