Viñetas para el fin del mundo
Los Príncipes de Asturias inauguran hoy en el palacio de Botines la exposición «In principio erat verbum»
Fueron el referente medieval del Agitprop bolchevique... Agitación (militar) y propaganda (espiritual). No podría haber sido de otra manera. Una sociedad en la que la muerte y, por lo tanto, la eternidad eran el horizonte al que cada día se enfrentaban sus pobladores, que sellaba la frontera que arrancaba a al Andalus con el rastro de la Cruz -”ya desde tiempos del reino asturiano, Alfonso establecía monasterios y conventos en las marcas conquistadas-”, que levantó su leyenda sobre la sangre de un obispo apóstata, necesitaba un soporte intelectual, una artillería religiosa que confiriera fortaleza a sus pobladores. Beato de Liébana cumplió de manera magistral ese papel. Los «beatos» se gestaron con una doble finalidad. Por una parte se convirtieron en guía pastoral de un texto sumamente simbólico y difícil de entender. Por otra, nacieron con un objetivo político: el año mil y el fin de los tiempos que plantea el libro es una forma de animar a la guerra santa contra los musulmanes. Agitación y propaganda... El mismo Maius, el monje que realizó la copia de los comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana lo describe al final del códice custodiado en la Morgan Library: «Yo, sin duda impregnado del amor al libro que contiene la visión del dilecto discípulo Juan, como ornato del libro y conforme al contenido de las descripciones he representado en pintura formas prodigiosas, para que a los conocedores del juicio final les infundan temor al advenimiento del fin de los tiempos»... In principio erat verbum . La primera frase del Evangelio de San Juan es la frase elegida para la exposición sobre los beatos que hoy inauguran los príncipes de Asturias y que acogerá el palacio de Botines hasta el próximo 28 de noviembre.
Un centenar de piezas. La muestra, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales del Ministerio de Cultura con la colaboración de la Fundación MonteLeón, la Obra Social de Caja España y el Ayuntamiento de Gradefes, hace un recorrido por la realidad cultural de los orígenes del Reino de León durante el siglo X. Enmarcada en los actos conmemorativos del 1.100 Aniversario del Reino de León, ha sido comisariada por Maurilio Pérez, Carlos Reglero de la Fuente y Margarita Torres Sevilla, que han reunido cerca de un centenar de piezas, entre cerámicas, tejidos, códices, capiteles, documentos originales y facsímiles, con el objetivo de crear un discurso didáctico que ilustre la historia del Reino de León en sus orígenes, en especial en sus aspectos culturales y religiosos.
El catedrático de Latín Medieval de la Universidad de León, Maurilio Pérez, destacó ayer que una de las pretensiones de la exhibición es reflejar cuál era la religiosidad y la cultura que se vivía en el Reino. Abundó Margarita Torres en este sentido subrayando la inseguridad en la que vivían los súbditos del rey cristiano durante el siglo X. «Al llegar la primavera, los pobladores de estas tierras eran conscientes de que tendrían que enfrentarse a las incursiones musulmanas. Esta inseguridad es la que crea la sensación de que el mundo puede acabar en cualquier momento. Además, la muerte a manos de los fieles de Alá resultaba terrible, con lo que la esperanza en la recompensa del más allá tenía que estar a la altura de este sacrificio». Es en esta sociedad marcada por la guerra en la que surgen los beatos. La exposición se articula en cinco partes.
Se abre con un documental que hace un repaso a través de la política, la sociedad y la cultura del Reino de León. A continuación, los sótanos del edificio modernista de Gaudí se abren a grandes ventanales, iluminados con las páginas de los cuatro Beatos expuestos: el de San Miguel de Escalada, el de Gerona, Valcavado y el de San Salvador de Tábara. Los tres primeros han llegado hasta León como facsímiles. Tan sólo el de Tábara -”propiedad del Archivo Histórico Nacional-” es el original.
La primera de las áreas temáticas que acoge al visitante arroja una idea acerca de cuál era la situación del Reino en el siglo X, del regreso victorioso de Ordoño II tras derrotar al ejército andalusí en San Esteban de Gormaz, de las incursiones en tierras andalusíes, de las que reyes y guerreros regresaban cargados de botín y esclavos, o de las devastaciones padecidas por el reino a manos de los vikingos o de los musulmanes de Almanzor. En este primer conjunto se han recogido piezas que muestran la relación entre al Andalus y el Reino, como un estuche de juegos de marfil de una hija de Abd-al-Rahman III (Manqala) del siglo X procedente de los talleres de Medina Azahara, la sábana que envolvió las reliquias de San Pelayo o un cofree (pyxis) andalusí datado en el siglo X u XI procedente del Museo de San Isidoro.
La segunda de las zonas en que se divide la exposición hace un recorrido a través de los monasterios y repasa elementos de la religiosidad como la liturgia visigótica, las sedes episcopales o la intervención del rey en los asuntos eclesiásticos. Este apartado reúne unas veinticinco piezas, entre las que destacan capiteles del siglo X, una patena litúrgica prestada por el Ayuntamiento de Saldaña, varias celosías, el epitafio de la noble mozárabe Paula o un relieve de la iglesia de San Cebrián de Mazote.
La tercera, y central, incluye los cuatros beatos citados anteriormente: el de Tábara, la copia del de San Miguel de Escalada, el beato de Gerona y el de el de Valcavado. Finalmente, el beato Morgan, «el que mejores miniaturas tiene con diferencia», no pudo visitar León. A pesar de los esfuerzos de los comisarios por convencer a los representantes de la institución norteamericana, el altísimo coste de los seguros ha hecho imposible la presencia del códice en la exposición. Uno de los efectos más logrados de la muestra es una gran pantalla con la que el visitante puede «pasear» por las páginas de un beato, aumentando miniaturas, pasando sus páginas e informándose de su significado de manera interactiva, lo que permite familiarizarse con los contenidos y los textos de estos códices.
También podrán verse los facsímiles de otros tres beatos (beato de San Miguel de Escalada, beato de Gerona y beato de Valcavado), e igualmente fragmentos originales o folios sueltos de beatos, provenientes sobre todo de la Real Chancillería de Valladolid y del Museo de Zamora. Mención aparte merecen varios documentos originales de los primeros reyes leoneses: García I, Ordoño II y Ramiro II, provenientes del Archivo Histórico Nacional. Asimismo, esta sección todavía permite contemplar en facsímil, prestada por la Universidad de León, la Biblia de San Isidoro de León, elaborada en el scriptorium de Valeránica (Tordómar, Burgos) y finalizada el 19 de junio de 960.
Por último, el recorrido se cierra con un rincón dedicado al Camino de Santiago, en el que se muestra el báculo del obispo Pelayo de León.
De manera paralela a la muestra y organizado por el Ayuntamiento de Gradefes se pondrán en marcha unos talleres infantiles con el fin de que los niños se familiaricen con los scriptoria de los monasterios donde se iluminaban los beatos y conozcan la técnica utilizada por los monjes.
De esta manera, en colaboración de la Obra Social de Caja España se han organizado cursos de caligrafía medieval, todos los sábados desde el 25 de septiembre hasta el 28 de noviembre, en el Edificio Botines, sede de la Exposición. Los niños estudiarán los rasgos característicos de la escritura visigótica, el abecedario de la época, empleando cañas de bambú o plumillas como los amanuenses y conocerán además como fabricaban las tintas en la época medieval. Cada uno de ellos plasmará la escritura haciendo un marcapáginas que se llevará de recuerdo y recreará una ilustración del Beato de San Miguel de Escalada. Para ello, y a partir de una de las ilustraciones expuestas en la muestra, el profesor realizará una explicación visual dando a conocer la procedencia de cada pigmento.