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Los políticos se pasan al rosa

La diáspora de dirigentes de los principales partidos por los platós de programas del corazón aumentará durante la precampaña de las autonómicas a la caza del voto

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero en el programa de Ana Rosa Quintana.

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colpisa | madrid

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Mariano Rajoy concedió la primera entrevista del actual curso político a El programa de Ana Rosa . El líder del PP explica que subir el IVA es «un disparate». También plantea la cadena perpetua revisable y dice que «cosas» como la del Rafita «son inaceptables». Minutos después, y en el mismo plató, Francisco Hernando, alías El Pocero, denuncia que 18 meses antes de la crisis inmobiliaria «empezaron a meterse conmigo y con mi familia». El espacio televisivo, líder de las mañanas, avanza con novedades sobre el enfrentamiento entre Belén Esteban y María José Campanario. El ministro José Blanco acudió en mayo a La Noria para responder a las preguntas de Jordi González y sus colaboradores habituales sobre el severo plan de ajuste aprobado esa misma semana por el Gobierno para tratar de reducir el gasto público y su repercusión en la sociedad española. Blanco intentó vadear uno de los momentos más bajos de popularidad del PSOE apareciendo en uno de los show más importantes de Tele 5. El propio ministro, antes de la entrevista, justifica su tan criticada presencia con una frase: «Yo tengo una máxima, el político tiene que ir donde está la gente y no al revés», lo que le valió la ovación de los asistentes. El mismo público que, instantes más tarde, aplaudía las diversas opiniones que los contertulios expresaban sobre Isabel Pantoja y su ambición rota. Rajoy y Blanco son sólo dos ejemplos del enjambre de altos cargos que, deslumbrados por audiencias de más de dos millones de espectadores poco adictos a las tertulias políticas. En lo que llevamos de mes han acudido a estos programas, o a otros similares como Espejo Público en Antena 3, dirigentes como Artur Mas (CiU), la ministra Trinidad Jiménez o el secretario general del PSOE, Tomás Gómez, siguiendo los mismos pasos que antes dieron José María Aznar o María Teresa Fernández de la Vega, por citar sólo algunos ejemplos. A diferencia de los más habituales en estos programas, que unos califican de variedades y otros, sencillamente, del corazón, los políticos ni cobran por sus apariciones ni aspiran a una gloria efímera. Su botín son las audiencias millonarias que siguen con fidelidad este tipo de magacines y que, por el contrario, desertan de cualquier tertulia exclusivamente política. Los partidos políticos mayoritarios analizan de soslayo las críticas de los más -˜puristas-™ y, lejos de desistir, anuncian que esta presencia mediática se incrementará de cara a la inminente precampaña de las autonómicas y municipales de 2011.

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