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josé javier esparza

Antena 3 ha despedido su producción sobre La princesa de Éboli . El desenlace confirma el primer juicio: es un producto muy bien hecho, que merece una evaluación muy positiva, aunque los aficionados a la Historia echamos de menos un tratamiento más delicado de los personajes y las circunstancias. Por desgracia, hace ya muchos años que estas cosas no se estudian en el bachillerato y, por otro lado, la Historia de España viene siendo sistemáticamente denostada desde hace tiempo, de manera que la mayor parte del público lo ignora todo sobre la cuestión. Esto habrá dificultado a muchos espectadores la tarea de entender exactamente qué nos ha contado La princesa de Éboli , así que aclaremos algunas cosas. Ante todo, la intriga para desacreditar a don Juan de Austria, tal y como la retrata la serie, es enteramente cierta, y la princesa de Éboli y Antonio Pérez estaban en ella. Había en la corte mucha gente haciendo lo posible para que Felipe II desconfiara de su hermanastro.

Ahora bien, ¿por qué? Juan de Austria estaba lejos, metido de hoz y coz en el avispero de Flandes, que fue nuestro Vietnam. ¿Qué interés había en acabar con él? Todo apunta a que Antonio Pérez se traía un oscuro tráfico de influencias que incluía la venta de secretos de Estado; secretos que beneficiaban a Inglaterra y a los rebeldes flamencos, y que perjudicaban a España. Es muy posible, aunque esto permanece oscuro, que Pérez liara en sus tejemanejes a la de Éboli, de forma implícita o explícita, y sin duda con mucho dinero por medio. Este argumento, que es la auténtica nuez del episodio histórico, apenas si se sobrevuela en la producción de Antena 3.

Es lógico, porque nos faltan datos, pero, en todo caso, ahí hay una oportunidad perdida. En vez de eso, el relato ha preferido centrarse en lo sentimental, aspecto que nos resulta tan oscuro como el otro, porque realmente nadie sabe si hubo alguna relación afectiva entre la princesa tuerta y el torvo secretario.

¿Conclusión? Esta: agradezcamos a Antena 3 que nos haya dado pie para hablar de estas cosas, y no de Belén Esteban.