Con el mar detrás

En su largo recorrido por el mundo de la pintura la artista leonesa Isabela ha llegado al mar. A un mar personal y único, a los mismísimos fondos marinos, para encontrarse allí con unos fantásticos paisajes, con una flora exuberante y con la singular danza de los habitantes de los abismos oceánicos.

A los lienzos que Isabela presenta en la galería de arte Sardón, ha desembocado un impetuoso torrente de colores, de cuadros llenos de fuerza desde los que la silenciosa artista lanza un potente grito pidiendo un sitio de honor en el parnaso de la pintura leonesa.

Isabela va alejándose poco a poco de los detalles, cada vez le importan más las manchas de color, con paso lento pero seguro está abandonando la figuración para sumergirse en un estilo más actual y para el que está perfectamente preparada.

Dice la pintora que el mar ha sido una de sus grandes pasiones vitales. «La mar, esa mar infinita de siempre -comenta- ha llegado a esculpir profundamente su huella en mi sensibilidad, obligándome a sumergirme entre sus aguas para beber con la mirada la maravilla que intento transmitir. Corales, algas, caracolas-¦ reflejados desde su hábitat de los fondos marinos y saltando al lienzo al lado de cristalizaciones que emergen del abismo llenas de luz y misterio. Un universo único».

El también artista Jesús María Cantalapiedra dice al referirse a su obra: «Identificada con la naturaleza, Isabela se siente parte activa de ella y, naturalmente, quiere guardarla para todos. Lo hace a base de fogonazos de luz hecha color en los que prima la fantasía y en muchas ocasiones una agresividad plástica en verdad sugerente».

Así, original y brillante, es la obra que Isabela presenta estos días en la galería Sardón, y en la que se refleja la libertad que ha sabido traer a sus lienzos. Cada vez la pintora se entrega más intensamente a las sensaciones, a los sentimientos-¦ pintando espontáneamente con toda la fuerza que le aporta su amor a «la mar de los pescadores y el silencio».