«Los cuentos de Pereira eran siempre como cajas chinas»
Ricardo Senabre asegura que sus relatos tienen una vigencia «extraordinaria»
«Antonio Pereira está al mismo nivel de los mejores cuentistas españoles de los años cincuenta, como Ignacio Aldecoa, por ejemplo». El catedrático Ricardo Senabre, que abre hoy los actos de la Fundación Pereira, destaca que los relatos del escritor villafranquino tienen una vigencia extraordinaria. «No necesita ningún resarcimiento. Era y es un escritor único», asegura, y añade que en la conferencia que esta tarde ofrecerá se referirá al Pereira autor de cuentos porque, según dice, «es el que más descendencia de discípulos ha tenido».
Ricardo Senabre explica que una de las características de Pereira era la naturaleza oral de sus cuentos. «Cuando le conocí personalmente me di cuenta de que Antonio escribía como hablaba. Era una de las características que le hacían tan veraz», precisa el crítico literario. Asimismo, alude al hecho de que sus cuentos siempre se articulaban como cajas chinas: «las historias siempre mantenían otras escondidas», dice, y subraya su habilidad para escamotear al lector elementos fundamentales de sus fábulas. «Sin embargo, tenía la capacidad de aportar claves que permitieran leer entre líneas, como en un poema», resalta. El catedrático también cita el uso de la primera persona, como una manera de asimilarse al personaje, consiguiendo con ello una identificación con él, y resalta, como elementos comunes en sus cuentos las ciudades de poniente -”con el que ganó el Torrente Ballester-”, los poetas oficiales -”que nunca escriben nada-”, los personajes provincianos...
Sus fuentes. Ricardo Senabre explica que Antonio Pereira siempre fue un gran lector de cuentos. «Conocía los mejores autores del siglo XIX y del XX», como Maupassant y, por supuesto, Borges, pero al tiempo añade que su gran influencia fue siempre la tradición oral. «Habría que añadir además el hecho de que conseguía articular una historia a través de elementos triviales, a los que daba una importancia enorme», destaca, y concreta que consiguió dibujar de manera magistral el ambiente mortecino y apagado de la España de postguerra. «Pero lo hizo siempre desde un punto de vista humorístico que restaba dramtismo a la historia. No se notaba tanto porque había compasión», explica.
Ricardo Senabre ha sido catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Salamanca. Ensayista, crítico literario y colaborador en diversos periódicos nacionales, ha publicado más de doscientos trabajos de investigación sobre temas de su especialidad en revistas de España, Alemania, Estados Unidos, Holanda, o Francia. Es autor de más de veinte libros, desde Lengua y estilo de Ortega y Gasset (1964) a La poesía de Rafael Alberti (1977), Gracián y «El Criticón» (1979), Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez: poetas del siglo XX (1991), pasando por El Retrato literario (1997) y Capítulos de historia de la lengua literaria y Claves de la poesía contemporánea (ambos de 1998).
En la actualidad prepara la nueva edición de las obras completas de Miguel de Unamuno, de la que han aparecido los cinco primeros volúmenes. Ricardo Senabre fue el primer decano de la Facultad de Filosofía y Letras de Extremadura (1974-1983) y pertenece al consejo editorial de numerosas revistas especializadas, como Anales de la Literatura Española Contemporánea, Glosa, Tropelías, Anuario de Estudios Filológicos, Analecta Malacitana o Revista de Poética Medieval. Además, ha dirigido medio centenar de tesis doctorales y ha impartido cursos y conferencias en numerosas universidades y centros culturales de varios países.
Doctor honoris causa por la Universidad de Las Palmas, está en posesión de la Medalla de Extremadura, la Medalla de Oro de la Universidad de Extremadura, la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la encomienda de Alfonso X el Sabio, entre otras distinciones. Es miembro permanente del jurado en el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, así como de diversos jurados literarios, entre ellos el que concede el premio «Cáceres patrimonio mundial» de poesía.