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Alfonso IX, el rey desnudo

Muñiz Alique trabaja a contrarreloj en la efigie de cuatro metros que deberá inaugurarse antes del 2011

Muñiz Alique coloca a la estatua de Alfonso IX el diploma que simboliza las Cortes de 1188.

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e. gancedo | león
León

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Ya tiene cara. Alfonso IX, el último rey leonés, está -˜reviviendo-™ en el taller del escultor Ángel Muñiz Alique. Un parto lento y trabajoso en el que el veterano artista ha empleado 2.000 kilos de barro y echado mano de toda su inventiva para dotar de proporciones, expresión y brillo en los ojos a un monarca clave para la historia del Reino de León.

La efigie es un encargo efectuado al escultor por parte del Ayuntamiento capitalino, rubricado en agosto del 2009, para crear un Alfonso IX de casi cuatro metros de altura (siete en total si se cuenta la peana prevista) y que debería poder inagurarse antes de que acaben estos doce meses en los que se ha venido conmemorando el 1.100 aniversario del nacimiento del reino leonés. Por eso, Muñiz Alique trabaja a contrarreloj en su nave de La Virgen del Camino, lugar en el que modela el cuerpo -”aún desnudo-” del creador de las primeras Cortes de Europa, inicio del parlamentarismo moderno, y fundador de la Universidad de Salamanca, entre otros históricos logros.

«Esta escultura será, posiblemente, lo único que quede perenne de este 1.100 aniversario, lo que verá todo el mundo que llegue a la ciudad, la imagen del Reino de León», explicaba ayer Muñiz Alique, trabajador incansable que a sus 84 años aún se sube con ligereza al andamio para pulir, aquí y allá, un rasgo de la cara, una voluta de la barba o un nervio del pecho.

Sobre una estructura principal de hierro, y haciendo uso de redes de alambre y otros materiales más livianos para los brazos, Ángel Muñiz y su hija Marta han ido amasando y aplicando -”todo a mano-” las dos toneladas de arcilla que más tarde fueron modelando. Y ese es el momento en el que se encuentra hoy la obra, con la cara bien perfilada pero con los brazos aún por culminar, así como los pies. También es necesario «vestir» la imagen con ropajes también de barro, pues Alique la ha elaborado primero desnuda para que sus proporciones sean más reales una vez ataviada con capa, túnica, cinturón, etc. El rey sostendrá en su mano derecha un diploma que simbolizará las célebres Cortes de León de 1188, fabricado sobre una base de alambre y yeso.

Una vez modelado por entero, los artistas sacarán un molde exacto del monarca: es lo que se enviará al taller de un fundidor madrileño de cuyos hornos saldrá, finalmente, el Alfonso IX de bronce. Muñiz Alique habla de la dificultad de crear un rostro del que no conocemos sus facciones exactas: «Dicen que tenía 16 ó 17 años cuando convocó las Cortes, así que al mismo tiempo debería aparentar esa edad y no aparentarla, esto es, un monarca muy joven pero que muestra gran seguridad y que dispone de mucho poder».

Las proporciones de la escultura y la dificultad de trabajarla en el taller ha movido al escultor a instalar una plataforma giratoria para poder sacar adelante un proyecto para el que el Ayuntamiento, con la ayuda de dos empresas constructoras, concedió 115.000 euros, según informa un escultor que cuenta con numerosas obras en su haber, sobre todo de temática leonesa, como el homenaje a Odón Alonso ahora instalado frente al Auditorio, el monumento a la lucha leonesa junto al Palacio de Deportes o el crucero peregrino de Mansilla de las Mulas.

El Ordoño II, abandonado. Pero la estatua de Alfonso IX tiene a su lado un triste compañero. Cubierto de plásticos duerme aún un inacabado rey Ordoño II, primer encargo que el Ayuntamiento de León, allá por 1999, hiciera a Muñiz Alique sobre el tema de la monarquía leonesa; proyecto embarrancado por presunto impago al artista. No obstante, Muñiz no lo olvida y piensa que, dado que el reino abarcó muchos territorios, «quizá alguna otra ciudad lo quiera». De hecho, cuando se le encargó este nuevo rey, desde el Consistorio se le insinuó que podía «aprovechar» el otro, algo que el imaginero ni contempló dado que se trata «de dos personalidades completamente distintas».

A pesar de las muchas horas de trabajo y de haber sufrido tras el verano una distensión muscular, Muñiz no descansa y sólo tiene un objetivo en mente: ver inaugurada su -˜criatura-™.

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