Merino apadrina el ingreso de Soledad Puértolas en la Real Academia Española

El académico José María Merino destacó ayer, en sus palabras de bienvenida a la Real Academia Española a Soledad Puértolas, «el estilo inconfundible» que ha acuñado la escritora a lo largo de su trayectoria, que se desarrolla «en la opacidad y en la extrañeza de lo cotidiano». Merino subrayó la «notable palpitación intimista» que late en la obra de Puértolas, que, en general, puede «encuadrarse dentro del realismo». Merino elogió el discurso de la nueva académica, dedicado a los personajes secundarios del Quijote, un tema, dijo, que es «indicio de una inclinación» de esta escritora, «un gusto por enfocar en su ficción las historias» desde el punto de vista de este tipo de personajes.

Esa predilección por los secundarios que Soledad Puértolas no se cansa de confesar es, en opinión de Merino, una «valiente declaración en unos tiempos en que el mundo de las noticias valora solo a los protagonistas en todos los órdenes de la vida, cuando parece que únicamente tienen derecho a despertar el interés colectivo ciertos primates». Una de las principales cualidades de Puértolas, y «un principio irrenunciable», es la concisión, «esa voluntad de economía verbal para conseguir la expresión exacta que, en su caso, algún estudioso ha denominado -˜retórica del silencio-™», señaló Merino.

En algunos ensayos, recordó Merino, Puértolas ha explicado ese gusto por la concisión verbal que desarrollaron con maestría escritores como Cervantes, quien en la segunda parte del Quijote «pide que no se desprecie su trabajo, no por lo que escribe, sino por lo que ha dejado de escribir».

También amaban la concisión Montaigne, de quien la nueva académica admira «su absoluta falta de grandilocuencia», o Katherine Mansfield, que en sus diarios confiesa que «uno tiene que callar lo que sabe».