Famosos

Samantha Villar, esa mujer que se vio mezclada en un robo de chatarra -es lo que tiene esta profesión-, ha dejado 21 días, el programa que tantos quebraderos de cabeza le dio. Ahora la tenemos, siempre en Cuatro y siempre los viernes noche, en un programa de otro registro: 3 sesenta, que consiste en acercarse lo más posible a un famoso y convivir con él para mostrarnos su realidad desde otro punto de vista. Samantha lo explica así: «Yo no quiero saber, por ejemplo, quién es la nueva novia de Fran Rivera, pero sí me interesa si cree en el amor. Y eso es lo que le pregunto. No con quién sale». No es mala filosofía. En cuanto al nombre del programa, 3 sesenta, unos dicen que viene de 360 grados (porque da una vuelta en torno al personaje) y otros, que de las tres cámaras de vídeo empleadas para el programa. Y respecto a los famosos protagonistas del festejo, de momento son el mencionado torero Fran Rivera, la (ponga usted lo que quiera) Paris Hilton y los jugadores de la selección española de fútbol. Yo tengo que confesar que Samantha Villar es una de mis debilidades televisivas

Aquí la hemos puesto como hoja de perejil cuando se lo ha merecido, pero eso no quita para subrayar que es una profesional extraordinaria. Precisamente por eso se me hace un poco irritante verla ahora en este espectáculo de inmoderado famoseo. Vale que el programa no cae en el bombo superfluo, sí. Vale también que la periodista trata de entrar donde otros no entran y, al revés, se abstiene de hurgar donde hozan los desolladeros televisivos. Y vale, en fin, que los famosos no cobren por salir en 3 sesenta

Pero, con todo y con eso, recurrir al mundo de famoseo no deja de ser trillar el campo ya trillado. Seguro que Samatha Villar es capaz de hacerlo de tal modo que todo suene a nuevo, pero, ¿estarán los oídos del espectador en condiciones de escuchar esa música?

En cuanto a la periodista que ha sustituido a Samantha en 21 días, Adela Úcar, reconozco que aún no me la he estudiado suficiente. Quién sabe: quizá este servidor cambie ahora de debilidad televisiva.