Diario de León

La Junta edita un cedé con la obra íntegra de Evaristo Fernández Blanco

Interpretado por la Filarmónica de Málaga, se estrenará el día 22 en el Miguel Delibes

Imagen de archivo del compositor astorgano Evaristo Fernández Blanco.

Imagen de archivo del compositor astorgano Evaristo Fernández Blanco.

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cristina fanjul | león
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La Junta de Castilla y León ha patrocinado la grabación de la obra completa del compositor leonés Evaristo Fernández Blanco. La presentación del cedé tendrá lugar el próximo 22 de diciembre en el transcurso de un concierto en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid.

Entre las obras que contiene el cedé destacan Dos danzas leonesas, Vals triste o Impresiones montañesas . Además, contiene un bonus con fragmentos de una entrevista que realizó Cruz de Castro en 1990 para Radio Nacional de España con el músico. Dos danzas leonesas es

Según la catalogación de la obra de Evaristo Fernández Blanco que ha realizado Daniel Sanz -”colaborador imprescindible en este proyecto-”, el astorgano compuso un total de trece obras orquestales. Una de ellas, sin embargo, fue explícitamente retirada de catálogo y destruída por el propio compositor, sin que nunca fuera estrenada: Orgía de duendes , de 1922. Los únicos originales de otras dos desaparecieron entre los escombros de su casa de Madrid, consecuencia del bombardeo sufrido en los primeros días de 1936: eran una temprana partitura de sus años de estudiante, titulada Éxtasis (1919); y la llamada Sinfonía breve (1936), que acababa de concluir por entonces. Hay aun otras dos partituras en paradero desconocido: Exaltación (poema sinfónico de 1922) y Ballet haitiano , de 1946.

El cedé cuenta con la colaboración de la Orquesta Filarmónica de Málaga, dirigida por José Luis Temes. A lo largo de todos estos años, la orquesta malagueña ha mantenido el compromiso de ofrecer a la ciudad música de calidad junto a los mejores directores y solistas del panorama nacional e internacional.

En su programación comparten protagonismo las principales obras del repertorio internacional junto a otras apuestas más arriesgadas, sin olvidar los estrenos, en un constante y difícil equilibrio entre lo conocido y plenamente aceptado, y la novedad. Al frente de la Orquesta, y su proyecto, cuatro directores titulares imprimieron en el pasado su propia personalidad: Octav Calleya, Odón Alonso, Alexander Rahbari y Aldo Ceccato. Desde 2010 su Director Titular y Artístico es Edmon Colomer.

«Completo desconocido» . Por su parte, Temes ha estado al frente de la práctica totalidad de las orquestas españolas; también de otras de diversos países: Filarmónica de Londres, Gulbenkian de Lisboa, Filarmónica de Poznan, Radio de Belgrado, etc. En sus treinta años como director, Temes ha dirigido el estreno de casi 300 obras, entre ellas cuatro óperas y varios ballets. Ha publicado más de setenta discos, casi siempre con música contemporánea española, y participado en los principales festivales internacionales de música nueva: Nueva York, Londres, París, Roma, Milán, Viena, Zagreb, Lisboa y un largo etcétera.

Hace dos años, José Luis Temes aseguraba a Diario de León que Evaristo Fernández Blanco fue ante todo un maestro. «Escribió obras de un gran maestro y no dejó escuela porque era un completo desconocido. Las circunstancias de la guerra le obligaron a permanecer casi en silencio, tocando en orquestas de variedades, y no es hasta el año 83 en que Enrique Franco le convence para que escriba una obra sinfónica; es decir, llevaba cuarenta años sin componer», manifiesta el director de orquesta. Temes añade que lo que hubiera aportado a la música de haber seguido escribiendo con asiduidad es una incógnita.

Un imprescindible. Evaristo Fernández Blanco es uno de los maestros esenciales para comprender el panorama artístico y musical inmediatamente anterior a la Guerra Civil. Iniciado en los rudimentos de la composición en su Astorga natal, en 1916 se traslada junto a su familia a Madrid para continuar sus clases en el Real Conservatorio de la capital como alumno de Tomás Bretón y Conrado del Campo. Discípulo brillante, el joven Fernández Blanco pronto destaca como un músico precoz y dotado de una finísima inspiración que le lleva a escribir páginas tan notables como Vals triste, una soberbia pieza firmada cuanto tan sólo contaba 18 y en la que ya se vislumbran las trazas de su particular estilo compositivo.

Las décadas de 1920 y 1930 supusieron para el maestro leonés la consolidación de su trayectoria artística dentro de los círculos culturales más renovadores de la España de finales de la Restauración, una trayectoria que, sin embargo, se vería prematuramente interrumpida tras la contienda civil y la depuración sufrida por las simpatías que siempre mostró hacia el bando republicano.

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