El invento del maligno
El secreto de Gaga
El nuevo icono pop es sin duda Lady Gaga y su sin fin de estridentes disfraces, desde las pelucas a los zapatos. Un monumento kitsch entronizado en las discotecas y los conciertos masivos. Si los ochenta tuvieron de musa a Madonna, estos años diez se mueven a ritmo de la cantante de moda. Hasta el desconcertante fenómeno de Wikileaks se refugió en ella, cuando el soldado Bradley Manning sacó de los archivos de la inteligencia militar las toneladas de documentos digitalizados en un CD con portada de Lady Gaga. Nada es lo que parece, y mucho menos en este mundo donde la realidad se enmascara en lo virtual. Véase el caso español.
Mientras la televisión muestra guerras en Afganistán y bombas en Irak, aquí los militares ejecutan el estado de alarma controlando a controladores aéreos. Mientras Europa se mueve a ritmo de manifestación contra el tipo de política berlusconiano o por la subida de las universidades en Londres, en esta España de lo virtual nos distraemos con la carrera de fondo de los atletas dopados. Ya se escribió que en este país al zumbido de las crisis, les sucede largos periodos de calma, aletargamiento y modorra.
Ahora se dice que el control de la 'agenda informativa'. En definitiva, Wikileaks es quien lleva a grandes periódicos del mundo a contar ahora determinadas cosas, que en muchos casos huelen a viejas. Habrá que preguntarse si es suficiente la fruición sobre lo secreto para no ya airearlo, sino que se coma la agenda informativa del presente. Como el pie de los atletas, que lleva a fuertes meteduras de pata en las prioridades de la información, enfocando la tele a la nueva mártir de las transfusiones y olvidándose de que estamos en estado de alarma. Como si nada.
Miremos a Marta o a Lady Gaga, mientras la realidad se queda en segundo plano. En la hábil operación de Wikileaks, al controlador de la seguridad le dieron el cambiazo. De tanto mirar a la portada con la chica del momento, se perdió encontrar los bits llenos de secretos. A lo mejor de ver tanta televisión basura, se nos olvida que vivimos en ella.