Manuel Terrín: «Recibir el Premio de Relatos del Diario es casi divino»
El director del periódico entregó al escritor cordobés una escultura y 2.500 euros
El cordobés Manuel Terrín Benavides, el escritor más laureado del mundo -ha ganado 1.724 certámenes-, recibió ayer en el Club de Prensa el Premio de Relatos del Diario de León.
El director del periódico, Pablo R. Lago, hizo entrega al autor natural de Montoro de un cheque por valor de 2.500 euros y una escultura del artista leonés Juan Carlos Uriarte, que le acreditan como ganador de la 25 edición del certamen, por el cuento La venganza, publicado el 23 de mayo en el suplemento Filandón e ilustrado por Gómez Domingo. Lago destacó que «el jurado eligió por unanimidad el relato de Terrín por la calidad literaria y la atmósfera inquietante». Recordó que el Premio de Relatos del Diario «es uno de los concursos literarios con más solera del país, como prueba el hecho de que en esta edición han concurrido 846 autores de toda España y prácticamente de todos los países de Latinoamérica, así como de Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos e Israel».
Terrín afirmó que «recibir este premio, y en vísperas de Navidad, es casi divino». El escritor y poeta cordobés era la cuarta vez que optaba al premio. Confesó que, desde que conoció el fallo del jurado, hace menos de un mes, ya ha sumado otro galardón a larguísima lista que, según un periódico de Los Ángeles, le convierten en el escritor más premiado del mundo.
Raíces leonesas. Terrín, que actualmente reside en Albacete, tiene un 'pasado leonés'. Estudió en la Escuela de Especialistas de La Virgen del Camino, donde llegó a alcanzar la graduación de capitán. Además, ha ganado la Alubia de Plata de La Bañeza y los certámenes de Bembibre y Ciudad de Ponferrada. «El que nunca le logrado es el González de Lama. He fracasado en las últimas tres ediciones».
El jurado del Premio de Relatos, presidido por Adriana Ulibarri, e integrado por Pablo R. Lago y los críticos del suplemento Filandón José Enrique Martínez, Marta Prieto y Nicolás Miñambres, y el coordinador del citado suplemento literario, Alfonso García, expresó su sorpresa por la calidad del lenguaje que despliega el autor de La venganza. José Enrique Martínez destacó ayer, en la entrega del premio, que «desde un primer momento vimos que se trataba de un escritor avezado y con una riqueza léxica sorprendente. En el relato, aseguró Miñambres, «hay una dignificación de ciertos tópicos». Marta Prieto incidió en que el de Terrín era el relato más breve de los treinta finalistas; sin embargo, «con una gran economía de palabras, describe una situación que nos recordaba a algún escritor importante castellano».
«Las llamas, manojos grandes de serpientes asesinas, abrevian pastizales, arbustos, matojos en tres frentes distintos...». Así comienza el relato de Terrín, donde aborda un tema que conoce profundamente: «Hubo una época en Sierra Morena donde se produjeron una serie de incendios y no todos fortuitos. Eran venganzas laborales».
Terrín quiere aclarar que escribe porque le gusta; los premios vienen después. El ex militar tiene más de una veintena de libros publicados. «Lamento que la acumulación de premios me oscurece», porque, en su opinión, «un premio sin obra no es nada». Sin embargo, no puede evitar el 'sambenito' de ser el autor más premiado del mundo. Si el número de trofeos en certámenes literarios ya es asombroso -"1.724-", igualmente llamativos son los lugares que han valorado su talento. En España, prácticamente no le quedan concursos, así que se ha lanzado a la conquista de América. Tiene desde el Premio Liceo Internacional de Hollywood al Lincoln de Miami, así como el de Poesía de Sao Paulo. El Ayuntamiento de Montoro, su localidad natal, se prestó a dedicar un espacio a exhibir los trofeos de Terrín. «Pero ya no quieren que les envíe más, porque no les caben».
Terrín es un escritor autodidacta. Confiesa que no tenía formación literaria ni se ha movido en ambientes cultos, aunque es un gran lector. Sin embargo, no ha caído en sus manos ningún libro que supere al Quijote. «Nada de lo que he leído después me ha llenado igual». Algo parecido le ocurre con la poesía. «Me gustan los clásicos y, más que nada, las Coplas, de Jorge Manrique».