El invento del maligno
Carmen
Televisión Española va a despedir a Carmen Sevilla. La veteranísima actriz y cantante llevaba veinte años en televisión -"desde que empezó en aquel Telecupón de Telecinco, cuando lo de las zapatillas-" y los siete últimos en el Cine de barrio de TVE-1. Se había convertido, sin duda alguna, en uno de los rostros característicos de la pequeña pantalla. Ahora se acabó. Carmen ha cumplido ochenta años el pasado mes de octubre. Alguno objetará que Oliart, el presidente de RTVE, todavía tiene más, pero esa no es la cuestión ahora. Ciertamente, ochenta años es una edad más que razonable para optar por un cómodo retiro. Las fuentes de la Pública, que son tan incontrolables como las cataratas del Niágara, han hecho saber que la causa del despido es nítida y contundente: a Carmen se le olvidan las cosas, y así no hay quien haga un programa. Cosas de la edad, sin duda.
De momento, y según ha trascendido, Carmen ha grabado su último Cine de barrio y en breves fechas será sustituida por otra veterana, Concha Velasco (Valladolid, 1939), lo cual confirma la apuesta de TVE por la gente mayor como destinatario fundamental de ese programa. No tiene mucho sentido protestar por la marcha de Carmen Sevilla: nadie es vitalicio (y menos, en la tele), todo tiene un final y es enteramente lógico que una persona mayor pase a situación de descanso.
Ahora bien, TVE quedará a la altura del betún si no da a esta despedida un aire especial. La última aparición en escena de Carmen Sevilla tiene que ser inolvidable. Ella lo merece. Esta mujer se subió por primera vez a un escenario antes de la guerra civil, en 1932, en la Rapsodia española de Estrellita Castro, nada menos. Desde entonces ha sido una presencia permanente en el mundo del espectáculo.
Su libro de memorias (se lo escribió Carlos Herrera en 2004) es una pieza que no tiene desperdicio como fuente de primera mano para entender una época. Si esta señora fuera americana, le harían homenajes todas las semanas.
Ahora TVE tiene el deber moral de hacer que el último telón de Carmen Sevilla sea de oro.
Por lo menos.