La joya estaba bajo el garabato
El Palacio de Botines abre hoy una muestra con las tablas del retablo de Carbajosa, que escondían, bajo un repintado del siglo XIX, espléndidas creaciones del XVI
A primera vista parecían unas pinturas sin valor alguno. Incluso podría decirse de ellas que eran realmente feas. Pero cuando el retablo en el que se encontraban -"el de la iglesia del pueblo de Carbajosa-" fue trasladado entero, para su completa restauración, al Centro de Conservación y Restauración del Patrimonio de la Diócesis de León, saltó la sorpresa. Se desmontaron las tablas, comenzaron a analizarse detenidamente y entonces los expertos del centro comprobaron cómo, debajo de un 'repintado' del siglo XIX, se escondían, en muy buen estado de conservación, unas importantes pinturas datadas en el año 1573.
En un primer momento nada hacía pensar que debajo de esos toscos trazos se ocultara la mano de Gregorio de Herreras, un destacado pintor y escultor renacentista que trabajó en los talleres surgidos en el entorno de la Catedral de León junto a otros conocidos artesanos como Picardo o Diego Solís, y cuya línea recuerda a la de Gaspar de Becerra, creador de extraordinarios retablos en diversos lugares de España, tal y como informan Máximo Gómez Rascón, delegado diocesano de Patrimonio y responsable del citado Centro de Conservación, y la restauradora Marta Eva Castellanos, encargada del 'rescate' de estas insospechadas obras de arte. Del mismo Herreras es también, por ejemplo, el gran retablo de Valencia de Don Juan.
Y es que el repintado fue completo, no sólo de las ocho tablas, sino también de las maderas a las que van fijadas, por lo que la labor de recuperación ha sido especialmente ardua. Pero, ¿por qué se pintó directamente encima? «Hay que tener en cuenta los cambios en las modas y en los gustos, quizá aquella gente del XIX consideró que estas pinturas estaban viejas o anticuadas, o que no tenían valor, y pintaron encima la misma escena, aunque obviamente en esa ocasión el trabajo no fue hecho por un artista. Eso sí, no borraron nada», detalla Castellanos. De todas maneras, había detalles que, una vez comprobada la existencia de estas obras, hacían que la historia 'encajara'. Por ejemplo, gracias a los estudios realizados sobre el Renacimiento en León, se conocía la existencia de un retablo encargado a Gregorio de Herreras, «retablo que parecía haber desaparecido por completo», recuerda Marta Castellanos. Además, la iconografía mostrada en Carbajosa había dejado de usarse hacía ya tiempo, no iba en absoluto acorde con el XIX.
Cuál no sería, pues, la sorpresa de los expertos del centro cuando, al abordar la limpieza de las tablas, se dieron cuenta de los pigmentos que descansaban debajo y comenzó a aflorar la primera capa. «Estaban allí, íntegras. Y lo más curioso es que estas pinturas están hoy aquí precisamente porque se pintó encima, eso las protegió», comenta la restauradora, quien recalca la excelente técnica de las obras halladas. Ahora, las ocho tablas se encuentran ya restauradas gracias a la intensa labor iniciada sobre los retablos de la diócesis por el Centro de Conservación, apoyado por Caja España con fuertes inversiones como la muy avanzada 'cámara de desinsectación'.
Comienza la exposición. Dado el gran valor de las pinturas, el palacio de Botines inaugura hoy a mediodía una exposición con las ocho tablas en la que los ciudadanos podrán comprobar su singularidad artística y conocer el proceso técnico que las sacó a la luz tras 200 años ocultas. La muestra está organizada por Caja España-Duero y la Diócesis de León dentro de su programa Expo-restaura . Durante la presentación estarán presentes el director general adjunto de la entidad, José Manuel Fernández Corral; el obispo de León, Julián López; y el delegado diocesano de Patrimonio, Máximo Gómez Rascón.