«Los signos y las banderas nos pueden, desde el nacionalismo hasta el fútbol»

«Hay quien dice que rastrear esto de la heráldica y de los símbolos territoriales son cosa del pasado, pero no hay más que ver un partido de fútbol para comprobar el enorme poder de convocatoria, de adhesión, que tienen los símbolos. Por los símbolos, por las banderas, se mata. ¿Hay algo más actual y recurrente que ellos?», se pregunta Juan José Sánchez Badiola, quien insinúa que el afán humano por distinguirse del otro fue, es y será «universal» y que sus más antiguas raíces están en los tótems de las antiguas culturas

No obstante, hoy en día se vive una auténtica «fiebre» por la heráldica y la simbología, pues ya no sólo comunidades, provincias, ciudades y municipios elaboran y cuelgan sus diferentes enseñas, sino también «los pueblos y los concejos». «Las propias personas se interesan muchísimo por la heráldica, cuando la mayor parte de las veces ese escudo no tiene nada que ver con su familia. Apellidos como García, Fernández o Rodríguez e incluso otros menos usuales aparecen de forma simultánea en varios puntos, y no conforman, pues, la misma familia. Ese escudo -˜de los García-™ que usted encarga sería de un García concreto pero no suyo», aconseja este experto.

Un revival que afecta también, por ejemplo, a los pendones leoneses, los cuales, «desde un remotísimo origen militar, pasaron a tener un uso preponderantemente religioso, litúrgico, y ahora son empleados como elementos identitarios de cada pueblo y aun de todo el territorio leonés». Otros casos, como las actuales banderas riojana o cántabra, de recientísima creación, revelan usos «poco ortodoxos» de la heráldica, y son símbolos «aún no sellados por el marca de la tradición».