Diario de León

Un artista británico pasa un año pintando a espías por todo el mundo

James Hart tuvo que firmar el mismo contrato confidencial que los agentes

'Esperando en la habitación del hotel', uno de los cuadros.

'Esperando en la habitación del hotel', uno de los cuadros.

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joaquín rábago | londres
León

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Destacados artistas británicos como Paul Nash, Wyndham Lewis o David Bomberg pintaron, desde el barrizal de las trincheras, escenas del frente en las dos guerras mundiales, pero es la primera vez que un pintor trabaja 'empotrado' en el M16, el espionaje exterior británico.

Un año con el MI6 es el título de una exposición en las Mount Street Galleries, del elegante barrio londinense de Mayfair, que reúne cerca de ochenta óleos, acuarelas y grabados de James Hart Dyke. Estas obras reflejan situaciones vividas diariamente en la sede central del MI6, un mastodóntico edificio junto al Támesis, o en cualquier lugar del mundo por los espías al servicio de Su Majestad.

Durante doce meses y tras un riguroso examen y la firma, como se exige a cualquier espía, de un papel que le comprometía a no revelar a nadie salvo a su esposa y sus padres el trabajo encomendado, Hart observó y pintó a los nada glamorosos sucesores de James Bond en distintos ambientes: cochambrosas oficinas, bares innominados, solitarias habitaciones de hotel o simplemente tratando de dormir en un avión. Con excepción de la sede del M16, que aparece representada en más de una ocasión, o el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno británico, en Chaltenham, resulta prácticamente imposible identificar lugares o personajes. Forma parte del secreto, pero también del estilo de este artista, que comenzó estudiando arquitectura, pero cuya pasión ha sido siempre la pintura, según confiesa mientras recorre la exposición explicando la génesis de algunos de los cuadros.

Algunas situaciones son reales -agentes esperando a sus contactos en la calle, en un coche o paseando un perro-, otras están preparadas, pero todas las escenas aparecen siempre como difuminadas, algo que recuerda poderosamente el arte del alemán Gerhard Richter, a quien Hart confiesa a admirar junto a Velázquez. Además del difuminado de las figuras llama poderosamente la atención la tendencia a la abstracción de los fondos, y Hart confiesa que un día le gustaría hacer totalmente arte abstracto: algo que también le asocia al citado Richter.

Toques surrealistas. En medio de las claras escenas de espionaje llama la atención un pato amarillo como de plástico. Es un toque surrealista, y el pintor explica que «cuando uno forma parte de un mundo como es el del espionaje, cualquier objeto, incluso el más anodino puede cobrar una significación especial porque podría ser parte de una operación».

A veces, durante el año que pasó con el M16, confiesa haberse sentido «paranoico» y señala, para explicar esa sensación, el mayor de los lienzos, una escena callejera en un día de lluvia en cualquier ciudad y en la que llama la atención una mujer en medio de la multitud que nos mira de frente como si nos observase.

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