Diario de León

Paisaje de bar con Crémer al fondo

Los propietarios del Bar Río, donde el maestro Victoriano tomaba su café todas las mañanas, le dedican un entrañable rincón con libros, fotografías y recortes de prensa

La vitrina y un café solitario sobre la mesa de Crémer.

La vitrina y un café solitario sobre la mesa de Crémer.

Publicado por
e. gancedo | león
León

Creado:

Actualizado:

Victoriano Crémer ya no está en su mesa de siempre, al lado de uno de los ventanales que dan a la calle, en el Bar Río de la avenida alcalde Miguel Castaño -"local veterano como era él-", pero queda su recuerdo, su figura volcada sobre el periódico, leyendo, apuntando en una libretina todo lo que le pasaba por la cabeza, charlando con el personal, rezongando, debatiendo y discutiendo con su hijo, su inseparable Francisco... un recuerdo al que ahora se quiere dar continuidad y presencia visual con un rincón dedicado a su persona al lado de la mesa que solía ocupar a eso de las once de la mañana y que siempre será 'la mesa de don Victoriano'.

Los responsables de la iniciativa son el columnista de Diario de León Pedro García Trapiello y los responsables del establecimiento, Vicente San Juan y Gloria Castaño. El primero dispone de unos cuantos libros y efectos de quien fuera el decano de los periodistas y los escritores leoneses y españoles 'pues se mantuvo en activo hasta su muerte con 102 años', y los segundos no pusieron impedimento alguno en colocar ese material en una vitrina, antes bien, lo muestran con entusiasmo y les llena de orgullo haber contado entre sus habituales, y durante muchos años, a un maestro de la talla de Crémer. Un maestro lleno de energía, de retranca y de capacidad crítica que deparó no pocas anécdotas a los dueños y clientes del Bar Río.

«Nosotros tenemos el local desde hace ocho años, aunque Crémer ya venía de tiempo atrás, así que estaba acostumbrado a que le llevaran el café a la mesa -"cuenta Vicente San Juan-", pero claro, todavía no le conocíamos, y veíamos a un señor mayor sentado en una de las mesas sin pedir nada; y con el lío que teníamos, pensábamos: 'Este paisano, ¿estará atendido ya?'. Así que al cabo de un rato Crémer se debió cansar, se levantó y nos dijo, a voz en grito: '¡Oye! ¿El mi café que se está, fabricando en Colombia o qué?'».

No obstante, la confianza y la complicidad entre el autor de la mítica columna en Diario de León Crémer contra Crémer y los patrones del bar fue tanta que, después de ese 'desencuentro', don Victoriano siempre iba a la barra a por su café y no dejaba que se lo llevaran a la mesa. Y es que el agüelo 'como le llamaban cariñosamente los parroquianos del Río' acudía todos los días por su café y a la misma hora, caminando con aquellos pasitos ágiles que lo caracterizaban, y frecuentó el local hasta pocas semanas antes de morir. «Era un paisano genial -rememora San Juan-. En una ocasión estuvo sin venir un mes y cuando volvió le dije: '¡ Agüelo ! ¿Pero dónde se había metido?' Y él, que a lo mejor había escrito algo con mucho interés o polémico, y le iba a preguntar la gente sobre el tema, contestó: 'Era para que no me tocaran los cojones...'». «No tenía pelos en la lengua. A esa edad, y con todo lo que había pasado, no le importaba nada lo que dijeran de él y criticaba a éste o a aquél sin problema alguno. Cuando le felicitábamos porque le habían dado algún premio o concedido una medalla, le quitaba importancia y respondía, con su sorna habitual: '¡Menos medallas y más dinero!'», continúa San Juan.

El responsable de la idea, Pedro García Trapiello, avisa de que este 'rincón de Crémer' estará terminado del todo, previsiblemente, el próximo mes de junio, coincidiendo con los dos años de su fallecimiento. «Lo ideal sería rotular la mesa con su nombre, colgar el poema que hizo cuando cumplió 100 años, poner quizá las últimas fotos que le hizo el escultor Amancio, y conseguir algún objeto personal más, alguna taza, por ejemplo. Cuando lo tengamos todo preparado haremos una especie de inaguración, nada oficial por supuesto, con toda la gente que estuvo cerca de él».

Por el momento, son novelas y poemarios los que están a disposición del público como La casona , La paloma coja , El último jinete o La cueva del minotauro , obras señeras de aquel maestro incombustible que dejó escritas, tras su muerte, nada menos que catorce columnas nuevas para este periódico. Ni la parca le impidió seguir publicando.

tracking