«Es un gran decorado de ópera»
Eduardo Arroyo visitó ayer la nave donde se guardan las esculturas que se van a colocar en Puerta Castillo
«Este es un gran decorado de ópera». Eduardo Arroyo recorrió ayer el montaje escénico que Decolesa ha realizado para mostrarle cómo será el resultado del conjunto escultórico que cambiará la faz de Puerta Castillo a partir del próximo cuatro de abril. El artista lacianiego se mostró especialmente satisfecho con la conclusión del unicornio y recordó que el brazo de la grúa que lo sostiene a más de dos metros -”la escultura pesa algo menos de 700 kilos-” forma parte de la pieza. «El resultado final es sorprendente», decía mientras uno de los operarios de Decolesa la movía para simular el efecto del aire sobre la recreación mitológica. Arroyo se detuvo a continuación en la representación de la Celda del Vánitas -”que se colocará tras la pequeña puerta de paso que debió de dar acceso al Arca de Aguas-”, cuya escenografía modificó con el objetivo de aportarle mayor efectismo. «¿Y a tí que te parece? Todo el mundo debe dar su opinión», manifestaba mientras cambiaba la disposición de algunas de las piezas que componen esta cámara. Dos grandes redes de araña (una en uno de los laterales y otra en el techo) aprisionan una veintena de moscas mientras en el lado opuesto un conjunto de máscaras de bronce contemplan la obra de Aracne. En un principio, el destino de estos rostros era el suelo de la celda. No obstante, Eduardo Arroyo decidió ayer alterar la composición y suspender las imágenes sobre una de las paredes de la escena, dejando libre el suelo de figuras y cubriéndolo de una simple alfombra de gravilla blanca.
Especialmente interesado se mostró por la iluminación del conjunto, que recibirá luz cenital durante el día y adquirirá un tono mucho más dramático durante la noche gracias a una serie de focos que alterarán la apariencia de las figuras.
El artista, acompañado de la concejala de Cultura, Evelia Fernández y el responsable de la empresa Decolesa, Carlos Gutiérrez, llegó ayer a León en la que será su última visita a la ciudad antes de la instalación definitiva del conjunto escultórico, que se producirá en abril. Cuando eso ocurra, habrán pasado diez años desde que un 23 de octubre del año 2001 el artista presentara el proyecto.
No obstante, ayer Eduardo Arroyo quiso dejar atrás todos los desencuentros que han llevado a que un proyecto tan querido para él se dilate mucho más de lo previsto. «Tengo que decir que estoy muy contento con lo que he visto», repetía el escultor, que se felicitaba del modo como se habían enderezado las cosas y aseguraba que todo lo anterior se ha olvidado. «Ahora, lo que me interesa es la opinión de la gente, si les gusta o no. El pasado ha terminado», subrayaba.
Atrás queda por lo tanto una historia que hacía pensar que -”como el mismo artista solicitó una vez de manera cáustica-” las esculturas acabarían sumergidas bajo el Bernesga. De momento, el dios Eolo hace que el viento siga soplando a la espera de que el resto de personajes le acompañen en la travesía. Eduardo Arroyo destaca que esta obra es la única que ha creado para atravesar la puerta de los museos y mezclarse con la vida de la ciudad. «Y será la última», asegura.