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El libro electrónico se resiste

Las obras digitales o 'e-books' ya pueden adquirirse a través de librerías, pero en León la gran mayoría de establecimientos aún no disponen de títulos en este formato

Héctor Escobar muestra un 'e-reader'. Su editorial Eolas ofrecerá todos sus títulos como 'e-books'

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e. gancedo | león
León

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La petición del cliente suscita un inesperado estupor en la tienda. ¿Tienen ustedes e-books ? Silencio. «Tenemos un lector de precios -intenta el librero-. Acerque el libro y el ordenador le dirá el precio». «No, no, un e-book , un libro electrónico». Nada. En uno de los sitios más avisados, al menos se le ofrece al cliente el aparato lector, es decir, el e-reader , pero no el contenido, el título, la obra digital en sí misma. De esa, ni rastro.

Confusión y desconocimiento son, pues, las dos notas que envuelven el mundo del libro electrónico incluso entre los propios profesionales del sector, un e-book que hace poco parecía que se iba a comer el mercado pero que no acaba de despegar. Parte de las causas de este hecho las explica Héctor Escobar, responsable de la Librería Universitaria y de la editorial Eolas: «En primer lugar está la confusión en torno a los nombres. El e-reader es un tipo de aparato, un lector, los hay de varias marcas y modelos y se venden normalmente en tiendas especializadas en electrónica. Y el e-book es el libro digital, es decir, el contenido, lo que se lee, que puede presentarse en varios formatos y que va encriptado para evitar, en principio, el pirateo. Este contenido puede descargarse en una gran variedad de soportes, como en el ipad , en aplicaciones de iphone , en el ordenador... aunque el soporte que está especialmente pensado para su descarga y lectura es el e-reader . De hecho, algunos llevan incorporados algunos títulos o una pequeña biblioteca por defecto».

Hasta ahí, todo correcto. Pero, ¿de dónde se descargan esos contenidos, esos textos? «En España ya existen, desde hace unos meses -continúa Escobar- una serie de plataformas encargadas de suministrarlos. En concreto, las siete grandes editoriales españolas han creado la plataforma Libranda, pero hay otras como Publidisa, 36L o AB, que cubren todo el panorama editorial que se dedica al papel y al e-book ». Estas plataformas no venden al ciudadano. Cada una de las librerías han de formalizar contratos con ellas para poder ofrecer, en paralelo a sus libros de papel, contenidos digitales. Y a día de hoy son muy pocas las que se han adaptado a ese sistema, las que han afrontado la creación de una página web con dispositivos especiales, la llamada tienda on line , para que el cliente adquiera el libro y se lo descargue en su e-reader u otra aplicación. En cuanto al precio, Héctor Escobar comenta que éste varía mucho: «Puede costar lo mismo que la obra en papel o reducirse hasta el 50%». Y es que en estos momentos la máxima preocupación de las grandes editoriales pasa por no sufrir la misma sangría que afecta a productoras, distribuidoras y otras empresas dedicadas a elaborar y gestionar contenidos de cine, música, televisión y videojuegos. De ahí que busquen fórmulas para no perder dinero a través de Internet, dado que el pirateo de textos también está a la orden del día. En este sentido, el próximo mes de octubre aparecerá googlebooks, la plataforma propia de Google.

Por su parte, a cada una de las pequeñas y medianas editoriales les queda negociar con las plataformas la gestión de su fondo editorial ya que se ha revelado muy difícil, por cuestiones técnicas, que cada una cree su propia plataforma. Sólo grandes casas como Amazon pueden ser, a un tiempo, editorial, librería y plataforma de distribución.

Por todo ello, y a la espera de que quede clara la viabilidad de estas fórmulas, el e-reader «no ha sido el regalo estrella que tantos esperaban», concluye Héctor Escobar, pues en estos momentos la oferta gratuita de textos se circunscribe a obras libres de derechos y a otras ofertas puntuales, y el pago por libros digitales parece que tardará algún tiempo en implantarse entre la población.

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