Diario de León

Una mujer que buscaba luz en la desolación

Fallece a los 85 años la escritora leonesa y pedagoga Josefina Rodríguez Aldecoa

Publicado por
carmen sigüenza | madrid
León

Creado:

Actualizado:

Con la muerte de Josefina Aldecoa se va gran parte de la memoria de España. Mujer comprometida con la enseñanza, fue una de las grandes impulsoras de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza y una de la últimas escritoras vivas de la llamada generación de los 50 o del «medio siglo». Una vida y obra que fue reconocida por el Gobierno, el pasado 8 de marzo, justo el día que cumplía los 85 años, con la entrega de la Medalla de la Igualdad y que ya no pudo recoger por el deterioro de su salud. Casada desde 1952 con el escritor Ignacio Aldecoa, de quien tomó el apellido, y a quien conoció en el Café Gijón de Madrid, formó junto con Carmen Martín Gaite, Sánchez Ferlosio y Luis Martín Santos, entre otros, la primera generación literaria de la posguerra. «La generación de la berza», como también se les llamó despectivamente.

«Salíamos de una época de represión y tonos grises y a las generaciones hay que entenderlas en su contexto. Éramos realistas porque en aquel momento tenía que ser así. Después los jóvenes ya fueron más intimistas pero aquel momento hablábamos de la caída de un albañil del andamio o de la dificultad o sordidez de ser niño». Así explicaba ese momento literario la creadora leonesa en una entrevista a Efe, en 2004, con motivo de la publicación de su libro En la distancia, un texto muy bello y «doloroso», en el que relata su infancia, la guerra, sus compañeros de generación y su carrera como maestra.

Josefina Aldecoa, toda una señora de belleza serena por fuera y por dentro, era una de las escritoras que más ha trabajado en este país, pero sin ruidos ni alharacas, siempre humilde, y contribuyendo, con toda su obra, a reflejar el alma femenina, el costumbrismo de una época y su amor por los jóvenes, por la educación y la docencia.

Autora de la trilogía Mujeres de negro, Historia de una maestra y La fuerza del destino, en la que puso el espejo retrovisor para revisar toda una etapa de la sociedad española, y donde hablaba de temas tan polémicos y actuales como la retirada de los símbolos religiosos de las escuelas, esta licenciada en Filosofía y Letras repartió su vida entre enseñanza y la literatura.

Una vida literaria que la escritora leonesa experimentó de forma apasionada con sus compañeros y con su gran amor, Ignacio Aldecoa, fallecido en 1969, víctima de un infarto, y autor de Gran Sol y Con el viento solano.

Fundó el colegio Estilo en 1959, un centro simbólico en Madrid basado en las ideas de la Institución Libre de Enseñanza, en el que su única hija, Susana, sigue sus pasos que no son otros que enseñar a los niños a ser personas. «Me gusta la juventud; su rebeldía y su inconformismo», solía recordar esta mujer, que aseguraba, como ya lo hiciera el Nobel García Márquez que escribía para que la quisieran «un poquito más».

Con Aldecoa se va una gran escritora y una época, pero también una mujer pionera que tuvo que luchar en una época gris bajo la amenaza de la censura cultural y la autocensura. Una mujer que engendró su compromiso ético y social cuando vio que fusilaron a su querido profesor de la Escuela Preparatoria. «Ahí comprendí que la política tenía que ver con la cultura y que, en determinadas circunstancias, la cultura era peligrosa», confesaba.

Sencilla en su manera ser y en su estilo literario, Aldecoa era lo que se llama una mujer buena, apasionada de las personas y siempre buscando algo de luz entre la desolación.

tracking