Ana Pastor asegura que la caída del pañuelo no fue intencionada

Son poco más de 350.000 los que madrugan para desayunar a diario con Ana Pastor en TVE. Este martes, la periodista consiguió lo que raramente logra un programa minoritario de mañana, hacerse oír por encima de los gallineros que pueblan la tele y lograr una repercusión mundial. Pastor citó a la audiencia desde Teherán, a donde se desplazó para entrevistar al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad -"la única que ha concedido a un medio occidental-".

Treinta minutos de tira y afloja en el palacio presidencial entre la periodista y el entrevistado que dieron mucho de sí. Por dos cuestiones -"al margen de lo excepcional del invitado-": lo incisiva que se mostró con las preguntas y ese pañuelo con el que se cubrió la cabeza y que en el fragor de la batalla dialéctica acabó sobre los hombros, a modo de foulard decorativo. Acabada la entrevista, la periodista madrileña salía a aclarar que lo del pañuelo no fue, ni con mucho, una provocación, por si alguien lo entendió así. «Intencionalidad no hubo. No fui consciente de cuándo se me cayó porque toda mi concentración estaba en la intensidad de la entrevista». En todo caso, Pastor recordó que «el periodista no debe ser noticia. Y sí lo es lo que ha dicho él sobre Libia y sus declaraciones sobre los derechos humanos en Irán». «Los periodistas, no sé aquí, pero en España no estamos acostumbrados a responder preguntas, sino a hacerlas». El presidente iraní entendió en algunos momentos que no era una entrevista, sino casi un interrogatorio: «Le gusta que yo le conteste según quiere. Usted tiene que preguntarme a mí y escuchar también mi respuesta, usted no tiene que decidir en lugar de los televidentes, permita que ellos juzguen. Quiere imponerme su opinión y yo no voy a aceptarlo». En ese toma y daca la periodista de TVE preguntó a Ahmadineyad sobre Libia, sobre Japón y la cuestión nuclear y sobre si estaba reprimiendo las protestas del pueblo iraní.