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Los ojos violeta que enamoraron a Richard Burton

Publicado por
a. garcía de francisco | madrid
León

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«¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres una chica muy bonita?». Así, de una forma tan manida como cursi comenzó la historia de amor más turbulenta del cine, la que protagonizaron Cleopatra y Marco Antonio, Elizabeth Taylor y Richard Burton. Fue en el rodaje de la mastodóntica película sobre la reina de Egipto, en 1961, cuando se produjo el encuentro que marcaría la historia de ambos actores pero también la del cine, que vio cómo, una vez más, la realidad superaba la ficción más retorcida.

Se habían conocido unos años antes pero el flechazo se produjo en una pausa del rodaje del filme de Joseph Leo Mankiewicz, un proyecto en el que Taylor era la gran estrella, con un sueldo faraónico para la época, de un millón de dólares. La dueña de los ojos violetas más impresionantes del cine traía consigo, con tan sólo 29 años, tres matrimonios fallidos -con Conrad Hilton, Michael Wilding y Michael Todd- y un cuarto a punto de terminar, con Eddie Fisher, tras el escándalo que supuso el comienzo de su relación con él cuando aún estaba casado.

Un galés rudo. Pero sería un galés rudo a la vez que cultivado, con una fuerza natural innegable y un inmenso talento para actuar, amar y beber el que conquistaría el corazón de la que estaba considerada como la mujer más bella del mundo. «¿Alguien te ha dicho alguna vez que eres una chica muy bonita?. Yo pensé: el gran amante, el gran ingenioso, el gran intelectual galés y sale con esa frase cursi. Pero entonces me di cuenta de que sus manos estaban temblando como si tuviera la parálisis del sábado noche. Tenía la peor resaca que había visto en mi vida. Y estaba claramente aterrorizado por mí. Simplemente me dio pena y me di cuenta de que era humano. Ese fue el comienzo de nuestra relación».

De esta forma tan sencilla Taylor contaría el inicio de su complicada historia de amor con Burton, una historia que no acabó ni con la muerte del actor galés. La protagonista de La gata sobre el tejado de zinc confesaría años después de la muerte de Burton que aún conservaba sus fotos, sus cartas y sus recuerdos. Y que Burton le había escrito una carta unos días antes de su muerte en Suiza en 1984 en la que hablaba de la posibilidad de una reconciliación.

No hubiera sido impensable una nueva unión en la trayectoria de una relación que pasó por todas las etapas posibles, que incluyó dos matrimonios y una hija.