Intriga cavernícola
Auel cierra en Altamira su saga de la edad del hielo con 'La tierra de las cuevas pintadas'
Jean Auel cierra ciclo. Para satisfacción de sus millones de lectores y tras nueve años de espera, aparece La tierra de las cuevas pintadas ( Maeva) una intriga espiritual en la era de las cavernas protagonizada por Ayla, la cromañona expulsada del 'clan del oso'. Es un apasionante novelón de más de ochocientas páginas inspirado en la cueva de Altamira con la que la autora estadounidense, de 75 años, da por concluida la saga de Los hijos de la tierra que inició hace tres décadas. Todo un fenómeno editorial en seis entregas que lleva colocados 45 millones de ejemplares en todo el mundo y a la que sumarán los millones de copias del nuevo lanzamiento global.
Auel publicó en 1980 El clan del oso cavernario, primera novela de su serie sobre la edad de hielo. El título inaugural de la saga tardaría seis años en llegar a España, pero repetiría aquí el éxito cosechado en el mundo anglosajón con tres millones de copias de sus novelas en castellano vendidas entre España y Latinoamérica. Dice, con todo, no saber por qué sus libros son tan populares. La saga recrea la peripecia Ayla, una cromañón huérfana alejada de su clan a causa de un terremoto que encuentra refugio entre neandertales. Podemos seguir su vida de la infancia a la madurez a través de novelas como El valle de los caballos ( 1987), Los cazadores de mamuts ( 1988), Las llanuras del tránsito ( 1991) y Los refugios de piedra ( 2002) en un largo viaje por el helado continente europeo que concluye con La tierra de las cuevas pintadas. No habrá más. Auel seguirá escribiendo quizá sobre la prehistoria, pero en otros registros. Le encanta la novela policíaca y no le hace ascos una novela negra cavernícola con detectives y asesinos ataviados con pieles de oso, algo muy alejado de los sombreros de ala y las gabardinas típicas de las historias policiacas.
En esta última entrega Ayla es ya una mujer adulta, madre de Jonayla, nacida de su relación con Jondalar, con quien se ha instalado en la novena caverna de los zelandonii, en lo que hoy es el sur de Francia. Ayla se prepara para ser la jefa espiritual y curandera de una tribu que la recibe con desconfianza. Su aprendizaje espiritual la distancia de Jondalar, que le reprocha su dedicación plena a sus obligaciones como chamán. El viaje iniciático de Ayla la llevará por lugares sagrados en los que conectará con La Madre, la creadora de la tierra y la vida.
De Altamira a Atapuerca. Auel prepara minuciosamente sus libros con investigaciones sobre el terreno. Un trabajo de campo que en este caso le condujo a la cueva cántabra de Altamira, al yacimiento de Abric Romaní en Barcelona, al guipuzcoano de Ekain en Deva y Atapuerca en Burgos. Antes investigó vestigios de neandertales y cromañones en yacimientos paleolíticos y cuevas de Francia y Portugal. Altamira es un escenario crucial para esta historia, en la que Ayla descubrirá con fascinación las pinturas rupestres de sus antepasados y que le hacen sentir especialmente cercana a la madre tierra.