Una ópera prima con visión de futuro

Esta es ya la séptima edición de Ópera Prima, la actividad que cada primavera propone el Colegio Leonés Jesús Maestro, con la idea de dar a conocer la actividad artística de sus alumnos y ex alumnos. En esta ocasión la elegida es Lucía Trobajo, una joven promesa que estudia Bellas Artes en la Universidad del País Vasco y que se erige en representante del arte conceptual. Su madrina, la encargada de darle el espaldarazo para que se inicie en el mundo artístico, es Begoña Pérez Rivera, una pintora de reconocida trayectoria en el arte leonés.

Lucía Trobajo se muestra en esta primera exposición al público de sus trabajos, como una infatigable investigadora. El dibujo, la pintura, la fotografía, el video e, incluso los bordados y otras facetas de la costura tienen cabida en su mundo de investigación.

Explica Fernando Miguel Hernández que «el objetivo y destino de su creación aún están marcados por la academia en sus últimos años de formación. Pero sus búsquedas son personales, siguiendo caminos propios que ya poseen cierta unidad y un sello particular. Los soportes y técnicas son diversos y de rabiosa actualidad: el tratamiento digital de imágenes, los fotomontajes, la instalación... El lenguaje conceptual, hoy su preferido, no rehúye la figuración en las obras que aquí presenta. Revisa las estéticas tradicionales, los bodegones barrocos, desde la mirada -los ojos: ¿los suyos o los nuestros?- moderna de una luz digital que altera las formas y les dota de nuevo significado: el paso del tiempo, la vejez, la vanidad de la vida, con un guiño a la cirugía estética».

En ese camino creativo se encuentra Lucía Trobajo Voces (León, 1989). En su primera exposición pública, nos presenta una obra tan reciente y radical que consigue transformar una vez más las salas del vetusto Colegio Leonés, del que fue alumna, en un espacio de vanguardia.

Como contrapunto recordemos lo que decía hace algún tiempo el maestro Javier Hernando de Begoña Pérez, en este caso la madrina. «Begoña Pérez Rivera siempre se ha interesado por lo genérico, en un doble sentido: en lo que respecta a sus contenidos, siempre abstractos, nunca centrados en la narración de acontecimientos específicos, pero en segundo término también en lo referente al elemento metaforizado que no es otro que la línea. Líneas ondulantes, rectas, ligeramente curvadas, líneas-mancha a veces, zigzagueantes, interferidas, superpuestas, cruzadas... Líneas que forman tramas al adoptar direcciones contrapuestas, que adquieren cuerpo tridimensional por medio de la tripa lo que les permite incluso trazar formas en el espacio. Líneas que evocan movimiento, desarrollo indefinido, acción, permanencia».