Diario de León

Y vieron la luz... 2.000 años después

Las primeras excavaciones practicadas el pasado verano en la ahora 'salvada' Lancia sacaron a la luz casi dos centenares de tumbas, muchas con sus esqueletos íntegros

Hallazgo de una lámpara en Lancia durante el verano.

Hallazgo de una lámpara en Lancia durante el verano.

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e. gancedo | león
León

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Volvieron a ver la luz del día... pero un milenio y hasta dos después. Son los habitantes de la parte baja de Lancia, cuyos cuerpos -y cenizas-, enterrados cuidadosamente, emergieron muchos siglos más tarde, en concreto durante los meses de verano del año 2010. Fue en esos días cuando los expertos se enfrentaron, durante las primeras semanas de campaña en esta gran extensión de terreno 'minada' de restos arqueológicos, con numerosas sepulturas que, poco a poco, iban revelando sus silenciosos secretos.

El yacimiento, 'salvado' por la Comisión de Patrimonio Cultural de Castilla y León, esta misma semana, de ser aplastado por una autovía, llegó a revelar cerca de 150 sepulturas de diverso tipo y datación. Existen, sobre todo, dos pautas: incineraciones e inhumaciones. Las primeras fueron empleadas especialmente durante la época romana, a partir del siglo I. «El fallecido se colocaba en una pira junto con algunos de los objetos que usó en vida, y después todas esas cenizas, ese conjunto, se introducía en una urna funeraria», recuerda José Magín, miembro de una de las asociaciones que se han mostrado, durante estos meses, más activas en la defensa del yacimiento, Promonumenta, agrupación que forma parte también de la plataforma Salvemos Lancia. Y así, buena parte de los primeros 'encuentros' de los arqueólogos tuvieron lugar con agujeros en el suelo de los que extrajeron las urnas. En su interior aparecieron numerosos objetos tales como monedas, platos, lámparas y otras piezas de cerámica, adornos personajes, como pulseras, fíbulas, hebillas y torques, y recipientes de vidrio, algunos doblados y retorcidos a causa del calor de la incineración. Una serie de útiles muy heterogéneos que, por desgracia, también fueron objeto de los primeros saqueos en la zona.

La otra gran modalidad de sepultura es la exhumación, es decir, el enterramiento del cuerpo directamente, una tipología más propia de aquellos momentos en los que comienza a extenderse el Cristianismo por todo el Imperio y se empieza a abandonar la incineración. De hecho, los esqueletos hallados, muchos de ellos íntegros, podrían datarse en un arco temporal muy amplio, ya que, según indica la cronología provisional de uno de los hornos, esta ciudad romana estuvo habitada nada menos que hasta el siglo XVI.

De esta manera, en la amplia zona de enterramientos se han podido recuperar todo tipo de restos humanos, desde individuos aislados hasta familias enteras pasando incluso por la tumba de un niño de corta edad. Huesos que, una vez analizados, contextualizados y fechados, podrán arrojar una inestimable información sobre modos de vida, alimentación, enfermedades y esperanza de vida de la gran población que vivió en la ahora 'ampliada' Lancia: el terreno excavado supera en estos momentos los 40.000 metros cuadrados -pero sin duda los restos de la ciudad se extienden en círculos más amplios, a tenor de los hallazgos periódicos de los agricultores locales- y albergaría en su momento a más de 30.000 habitantes.

Para uno de los mayores expertos en Lancia, el catedrático Jesús Liz, tras proteger y ampliar el yacimiento, el reto es «saber divulgarlo». «A la gente le interesan mucho estos temas y acudiría a visitarlo sin duda».

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