'Passio' por la Semana Santa
Las localidades vallisoletanas de Medina del Campo y Medina de Rioseco se convierten en las sedes de la decimosexta edición de Las Edades del Hombre
El proyecto religioso-cultural Las Edades del Hombre, promovido por las diócesis de Castilla y León, estrenó ayer un nuevo modelo en Valladolid, provincia donde se inauguró la primera de las quince exposiciones en 1989. El formato incluye ahora dos sedes diferentes (Medina del Campo y Medina de Rioseco) y un mismo eje conductor, la Semana Santa. Con esta novedad se inauguraron sendas exposiciones, con la expectativa de que sean visitadas por unas 400.000 personas. Esta es la cifra de turistas que recorrieron los municipios de menor población que hasta la fecha han acogido esta iniciativa: Ponferrada, Ciudad Rodrigo, Astorga, Burgo de Osma y Soria. Sin embargo, la cifra global de visitantes de Las Edades provoca un vértigo inexorable: 9.250.000.
Con la suma de quienes lleguen hasta el próximo mes de noviembre a los dos municipios vallisoletanos el número de personas que habrán disfrutado del magnetismo de las exposiciones promovidas por la Iglesia rondará los diez millones. Passio es el título de la muestra que celebran conjuntamente las dos Medinas, con 150 piezas de arte sacro, aunque en esta ocasión una de las peculiaridades es que entran en diálogo obras clásicas y contemporáneas.
Cuando el visitante llega a la iglesia de Santiago de los Caballeros de Medina de Rioseco lo primero que observa es la Sagrada Cena , de Venancio Blanco. Esta obra vanguardista y rompedora se contrapone al mejor barroco de los grandes imagineros castellanos, como Gregorio Fernández o Juan de Juni. El mismo contraste se percibe entre la corona de espinas de José Luis Alonso Coomonte (confeccionada en 1999 con rejas de arado con una dimensión de 2 metros y 15 centímetros) y una de las obras más antiguas de la muestra, La Resurrección , tallada por Fernando Gallego antes de 1490.
El perfil contemporáneo de la exposición de Rioseco, donde se recrea la última etapa de la vida y muerte de Jesucristo, se evidencia también en un gran mural del leonés de adopción Vela Zanetti sobre la Última cena , de 1973. La música también contribuye a ambientar los últimos capítulos del Evangelio.