'Buenagente'

El invento del maligno José Javier Esparza

Estreno en La Sexta. Se llama BuenAgente y es una telecomedia española. ¿Quiere usted echar a correr? No, espere: aún hay que contar su argumento. BuenAgente cuenta las tribulaciones de un policía local llamado Sebas (Antonio Molero) que en pocas horas va a tener que afrontar dos tragos de aúpa: primero, su mujer le abandona después de veinte años de matrimonio; acto seguido, tiene que detener a su propio hijo por posesión de droga.

¿Y esto es una telecomedia? Pues sí, y en eso reside la gracia de la cosa. La serie es una producción propia de La Sexta, es decir, ha sido concebida por la cadena para sí misma, pensando en su propio proyecto de comunicación, en sus propios «valores», en los gustos de su público. Es La Sexta en estado puro.

Junto a la deplorable peripecia del policía Sebas, BuenAgente nos cuenta otras cosas: el consumo doméstico de marihuana, la pelea de dos chicas por un compañero de piso, etc. Naturalmente, el policía, encarnación del orden, queda como un pobre hombre, y la familia, como es preceptivo en todo relato progresista que se precie, queda reducida a una instancia enojosa y plúmbea; en el lado opuesto, resplandecen el fumador de marihuana y la chica lujuriosa como personajes simpáticos de la historia.

Llama la atención el planteamiento: todo lo que para el ciudadano común representa una tragedia (una ruptura sentimental, un fracaso personal, que pillen a tu hijo con droga, en fin...), aquí se convierte en motivo de risa. ¿Desdramatizar la vida?

Puede ser, no digo que no. Pero con la operación no sólo se desdramatiza la vida, sino que también se altera la correcta percepción de las cosas.

Todo cuanto a la gente común le resulta doloroso, negativo, desagradable, el guionista de nuestro tiempo lo convierte en amable, grato, positivo.

Es la misma perspectiva que desde hace años viene presentando como modelos de vida comportamientos y actitudes que son cualquier cosa menos modélicas.

Usted podrá preguntarse qué tipo de sociedad puede construirse a partir de estos contravalores.

La respuesta es sencilla: mire alrededor.