Javier Reverte: «En el ártico las madres acompañan a sus hijos con rifle, por si los osos»

Los términos -˜Javier Reverte-™ deberían constar ya en el diccionario de la RAE como sinónimos de -˜viaje-™ y ayer, este novelista madrileño reunió a muchos lectores en la presentación y firma de su libro En mares salvajes. Un viaje al ártico . El viajero «mochilero», como califica él mismo su manera de andar por el mundo adelante, explicó que la obra rinde cuenta de los dos meses y medio en los que recorrió el llamado -˜Paso al Noroeste-™ bordeando Canadá y Alaska, «buscado durante cinco siglos por gran cantidad de exploradores de muchas nacionalidades diferentes» ya que, de esa manera, se acortaría sensiblemente el periplo entre el Atlántico y el Pacífico.

Un paso que finalmente encontró el viajero noruego Roahl Amundsen en 1903 después de tres años de búsqueda incesante entre los hielos que le cerraban el camino pero que, «desde el pasado 2007, y a causa del cambio climático, ha quedado libre; el viaje que antes se hacía en casi tres años se hace ahora en trece días, como lo hice yo a bordo de un barco ruso», relata Javier Reverte.

De ahí que este muy galardonado autor haya querido rendir tributo, con esta obra, a los muchos exploradores y viajeros que fallecieron mientras intentaron encontrar ese paso.

Aunque habitualmente Reverte gusta de recorrer «lugares más cálidos», como África o la Amazonía, en esta ocasión hubo de enfrentarse, como relata, «a un paisaje atroz», con un cielo oscuro, costas cubiertas de hielo y una «aparente ausencia de vida» que no es tal atendiendo a la existencia de «bueyes almizcleros, delfines, ballenas y muchas otras especies», amén de «unos pocos establecimientos humanos, seis o siete, en los que se alternan funcionarios del gobierno con esos indígenas que antes se llamaban esquimales y ahora, de forma más políticamente correcta, -˜inuits-™», dice. Pero la cosa ha cambiado mucho. «Ya no se desplazan en trineos tirados por perros salvo en contadas ocasiones, habitualmente lo hacen en quads y en motos de nieve, viven en casas prefabricadas y cada poco les llega fruta fresca y otros productos por vía aérea», explica, anotando que, eso sí, «las madres acompañan a sus hijos a la escuela con rifle por el peligro que siguen suponiendo los osos».

Para Javier Reverte, que ya prepara un nuevo viaje a África, «pese a que siempre digo que no voy a volver, por lo fatigosa que es», la globalización «no acaba con la belleza del mundo y del viaje», pues «a 500 metros de las aglomeraciones turísticas se siguen encontrando cosas extraordinarias, o al menos de mucho interés», afirmó.

La Feria del Libro leonesa culmina hoy su andadura con presentaciones de libros como los de Rogelio Blanco ( Un día cualquiera. El diario de Edwardo ) o de Miguel Paz Cabanas ( Memorias de un cabrón resentido ).