televisión
'Física o Química'
El invento del maligno. José Javier Esparza.
A lo mejor son más los deseos que la realidad y el ruido que las nueces, pero se rumorea con insistencia que Antena 3 va a dar carpetazo a su serial de alienación docente/adolescente Física o Química. Esta serie ha sido uno de los mayores atentados al sentido común que ha perpetrado nuestra pantalla: un turbio relato sobre jóvenes, profesores y familias que desde el primer momento suscitó la oposición expresa de familias, profesores y hasta jóvenes, y que pese a ello la cadena mantuvo en pantalla, chuleándose manifiestamente de crítica y público. Excusa: Física o Química cuenta la realidad de la vida adolescente que los mayores no queremos ver. Cruda verdad: Física o Química utiliza al público adolescente para servir argumentos escabrosos con el único objeto de cautivar a una audiencia adocenada. La de este curso es la séptima temporada -nada menos- del cenagoso engendro.
Su audiencia en todo este tiempo no ha hecho más que bajar. Pero Antena 3 ha sabido sostener el invento a base de técnicas elementales de marketing, fomentando un 'fenómeno fan' tan eficaz como patético. En realidad todo es muy simple: el circo de Pinocho, o sea, ese tipo de cosas que son atractivas, pero que todo el mundo sabe que son malas. Antes se ponían en pantalla con finalidad moral (aunque fuera hipócrita); ahora saltan a la tele sin justificación alguna y con el simple propósito de hacer negocio sobre la indigencia ética. Como las audiencias, a pesar de todo, no remontaban, la productora -o quien sea- dio a esta nueva temporada un tono deliberadamente salvaje: prostitución adolescente, sexo en grupo, profesores que se desnudan en clase La vida de todos los días, vamos. Pero alguien en Antena 3, con una sensatez que solo cabe agradecer, ha visto que tanta barbaridad solo iba a crear problemas, de manera que 'Física o química' ha terminado emitiéndose pasadas las once y media de la noche. O sea que el serial adolescente ha acabado como producto semiporno de medianoche. Ya tiene mérito. No es extraño que se rumoree su cierre: tenía que haberse cerrado ya.